Enfoque

¿Qué hacer?

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Ramón Bolívar Castillo SánchezSanto Domingo, RD.

Una vez se haya demostrado mediante análisis químicos y bacteriológicos que las aguas de Boca Chica son aptas para uso recreativo, lejos de desatar un vistoso y ruidoso “operativo” de limpieza, de corte exhibicionista y politiquero, o de formar inútiles “comisiones”, lo que procede es encarar con seriedad la ejecución y/o implementación de ciertas medidas, planes y programas, la mayoría de los cuales están contemplados en las instituciones que convergen en la gestión integral de ese polo turístico; (QAABO, Ayuntamiento, Ministerio de Turismo y Ministerio Medio Ambiente).

En ese sentido, pienso que los esfuerzos deberían concentrarse tanto en el área de playa como en la zona poblacional. A. En el área de playa:

1. Profundizar un poco más a los fines de aumentar su volumen de agua y consecuentemente su capacidad para diluir lo inevitables contaminantes recibidos de los bañistas, demás usuarios y de las escorrentías superficiales de las lluvias.

2. Fortalecer la supervisión y el control para disminuir o eliminar la práctica del público de arrojar desperdicios en el lugar.

3. Revisar y aplicar rigurosamente las reglamentaciones para uso de suelos en la franja de los 60 metros a partir de la pleamar que establece la ley, esto a fin de mejorar el confort de los visitantes y recuperar la belleza del paisaje costero. B. En el área poblacional:

1. Ampliar los sistemas de alcantarillados sanitario y pluvial existentes a fin de cubrir nuevas áreas recientemente pobladas.

2. Mejorarlas labores de operación y mantenimiento de dichos sistemas, para evitar que ocasionalmente ocurran derrames de aguas servidas como resultado de averías y taponamiento.

3. Ampliar y regularizar el servicio de recolección y transporte de la basura.

De todo lo expuesto se desprende que las medidas a tomar son más bien de prevención que de reparación y/o erradicación de daños sanitarios porque éstos aún no se han producido. No se tiene registro de que Boca Chica haya sido, en algún tiempo, el punto de origen de brote alguno de enfermedades hídricas ni epidemias.

Paradójicamente, el mayor daño recibido allí en toda su historia ha sido el de naturaleza económico-social provocado por la falaz denuncia que se hiciera recientemente. Ante esta circunstancia, es válido y necesario preguntarse: ¿Qué oscuros intereses se mueven detrás de este escándalo? ¿Acaso será Boca Chica sólo el punto débil por donde reventar nuestra pujante industria turística?.