presencia dominicana

Imposible profetizar

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tony piña cámpora

La dinámica que en los últimos años ha presentado el béisbol de grandes ligas para definir los participantes en los finales de sus torneos, ha provocado un creciente dramatismo incrementado por la naturaleza de este deporte, cuya una de sus Sentencias más certeras es la que se achaca a Yogi Berra: “el juego no se termina, hasta que no se acaba”, metáfora esta, que indica lo impredecible que son sus resultados.

Durante 66 años el primer lugar de cada liga definía su representante para competir en la Serie Mundial por la corona. A partir de 1969, con la segunda expansión del siglo que aumentó a doce los equipos por circuito, se crearon las divisiones Este y Oeste y las Series de Campeonato, los ganadores de cada parcela se enfrentaban en busca del título de campeón de la liga y así obtener el derecho a participar en el evento final. 

Ese formato, con la excepción de 1981 por motivo de la huelga de jugadores, se mantuvo hasta 1995, cuando después del segundo paro huelguístico, esta vez catastrófico pues no pudo concluirse la campaña de 1994, se comenzó a efectuar la Serie de División con los circuitos divididos en tres. Estas consisten en cuatro eventos donde se enfrentan los ganadores de cada división y un comodín, el equipo de mejor promedio que no finalizó en primer lugar. Esto agregó ganar una segunda serie para merecer disputar la corona mundial.

Para la campaña del 2012 se comenzó a aplicar la regla que agregó otro comodín que debía luchar en un juego el derecho de ir a la Serie de División y en 2020, campaña limitada por la pandemia, se experimentó, exitosamente, que esa lucha por el comodín se ampliara a cuatro equipos por circuito, penalizándose el conjunto de primera posición que finalice con el más bajo promedio de ganados y perdidos de las tres divisiones, para contender con tres comodines en una serie de tres juegos, los ganadores rebotan a la Serie de División.

Lo expuesto conduce a una conclusión: es imposible predecir un campeón en un deporte de configuración tan complicada como el béisbol, que para lograrlo tenga que ganar cuatro series cortas.