LA GENERACIÓN Z
Los ‘Z’ plantean nuevos retos para la literatura dominicana
Con el desarrollo de nuevas tecnologías y formas de entretenimiento, surge una gran interrogante a la que se enfrentan escritores y profesores a escala mundial: ¿cómo hacer que lea la generación ‘Z’?
República Dominicana no se encuentra exenta de esta preocupación. Con edades comprendidas entre nueve y 24 años, este grupo de nativos digitales se enfrenta a un sistema educativo que lucha por ser eficiente.
A pesar de que en los últimos años el Gobierno presenta una politica educativa dirigida a erradicar los niveles de analfabetismo en el país, y que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar) 2017, el 98% de la población con edades entre 15 y 24 sabe leer y escribir, los resultados de evaluaciones hechas a estudiantes de primaria y secundaria evidencian bajos niveles de desempeño y poco interés por la lectura y dificultades para acceder a la web.
Por ejemplo, en la primera Evaluación Diagnóstica Nacional para estudiantes de sexto grado de Primaria pertenecientes a centros educativos públicos y privados ódada a conocer a principios de mayo por el Ministerio de Educaciónó se evidencia que en Lengua Española, el porcentaje más alto se alcanzó en el nivel de Aceptable (53.02%), mientras que en el Satisfactorio, que es la meta, llegó a (27.37%), y en el Elemental (19.61%).
Mientras que en 2015, según Enhogar, sólo el 24.2% de los hogares dominicanos contaba con acceso a internet, con un 29% en la zona urbana y 10.3% en espacios rurales. Hasta la fecha, no se poseen datos que presenten una relación entre los niveles de lectura y uso de la red de los ‘Z’ dominicanos.
Todo cambia Carmen Esteva posee bastante experiencia en la literatura infanto-juvenil.
Entre sus cuentos destacan “El concurso de los animales” y “A la caza de un cangrejo”.
Para Esteva, la literatura dirigida a los Z creció, tanto en la cantidad de autores como en la gama de temas que aborda, a pesar de que algunos sectores piensan que la tecnología y las redes inciden en que esa población pierda el interés por la lectura.
Esteva indica que en otros países, como una manera de contrarrestar este efecto, se desarrolló la literatura transmedia, explicada como las distintas obras trasladadas a diferentes formatos digitales que pretenden ser más atractivas para los niños y adolescentes.
Por ejemplo, toda la serie de novelas fantásticas de Harry Potter, de la británica J. K. Rowling, se encuentra disponible en distintas aplicaciones, películas, juegos y sitios web.
“En nuestro país, al igual que muchos otros, es algo que está en pañales y no es de uso generalizado. El libro impreso tal y como lo conocemos sigue siendo protagonista”, comenta la autora.