DESAYUNO DEL LISTÍN

Una mirada por dentro al buque Plastic Odyssey

Es un proyecto internacional que tiene por objetivo reducir la contaminación por plástico en los océanos a través de la impulsión de una red de reciclaje en cada uno de los países que visitan.

Las periodistas Carolina Pichardo y Yasmel Corporán reciben explicaciones de las novedades que posee el buque.

Las periodistas Carolina Pichardo y Yasmel Corporán reciben explicaciones de las novedades que posee el buque.JOSÉ A. MALDONADO/LD

Desde el 28 de agosto se encuentra anclado en costas de la capital dominicana el barco Plastic Odyssey. Se trata de un proyecto internacional que tiene por objetivo reducir la contaminación por plástico en los océanos a través de la impulsión de una red de reciclaje en cada uno de los países que visitan.

Su presencia en el país coincide con la expedición de un grupo de voluntarios de origen francés liderados por Simon Bernard, que inició en octubre de 2022 y que se prolongará por tres años, con la que pretenden surcar los mares de 30 de las naciones más afectadas por la contaminación plástica a bordo de un buque laboratorio, entre las que se encuentra República Dominicana.

Plastic Odyssey recorre el mundo “limpiando el pasado” en busca de soluciones para construir un futuro sin plástico, en un barco del mismo nombre de más de 200 metros cuadrados de espacio técnico y una capacidad de carga de unas 20 toneladas de material.

Durante una visita a la embarcación anclada en la Playa Torrecillas del Puerto de Sans Souci, el vicepresidente de la red global, Alexandre Dechelotte mostró a un equipo de reporteros de LISTÍN DIARIO todo lo que hay en el interior de la misma, al tiempo de compartir un poco de su experiencia en esta aventura en favor del medioambiente.

Lo primero que exhibió fue una máquina que permite procesar los plásticos no reciclables para producir una mezcla de gasolina y gasoil, la cual termina reutilizándose como combustible para el funcionamiento de otras maquinarias de más baja tecnología del barco.

“Ponemos los plásticos y los transformamos en una pasta con el calor a una temperatura superior a 400 grados pero sin oxígeno, lo que evita que no se haga fuego y que las moléculas del plástico se vuelvan más pequeñas y más líquidas, para hacer un litro habría que procesar un kilo de plástico”, indicó Dechelotte.

Esta máquina de pirolisis a bordo transforma el plástico en gasolina para alimentar motores y produce entre 30 y 40 litros de combustible por hora.

Es la más compleja del barco, fue adquirida por un valor de 70 mil dólares y es la última que suelen dar uso, pues, solo es requerida para aquellos plásticos que no se pueden reciclar.

Laboratorio de reciclaje

El recorrido continuó por una sala a la que denominan laboratorio de reciclaje, donde se encuentran varios artefactos que ayudan con la tarea de crear nuevos productos a base del dañino material y que contribuyan a las necesidades de cada país que necesitan.

Es una estación de campo remota para investigadores, ingenieros y científicos, dónde además realizan un inventario técnico-socioeconómico de la contaminación en cada sitio.

Los propulsores del proyecto participaron en el Desayuno de Listín Diario, encabezado por el director, Miguel Franjul.

Los propulsores del proyecto participaron en el Desayuno de Listín Diario, encabezado por el director, Miguel Franjul.JOSÉ A. MALDONADO/LD

“Tenemos seis máquinas de diferentes partes del proceso, la primera es la trituración del plástico, se lavan los residuos, y se filtran con otros materiales, se secan con otra máquina, y después se reciclan con otras dos que transforman el producto en pasta y lo adapta a moldes de bloques, láminas de teja o tuberías” explicó el representante de Plastic Odyssey.

En el laboratorio se convierte el plástico principalmente en materiales de construcción con un uso local: ladrillos, tejas, tubos, chapas, entre otros.

Uno de los datos más curiosos de toda la red de reciclaje es que algunas láminas de teja que había en el barco fueron hechas del plástico de fundas de “papitas” o papas fritas.

La maquinaria del buque puede llegar a procesar hasta 100 toneladas de plástico al año.

En la parte superior del navío se encuentran las áreas de convivencia que incluye un salón de conferencias, cuyas sillas y mesas son hechas de plástico reciclado, unas 13 habitaciones compartidas, baños, comedor y una cocina, la cual Dechelotte describió como “la mejor parte del barco”, además es la zona donde los tripulantes suelen socializar, compartir y descansar.

En la cocina del Plastic Odyssey hay una máquina para filtrar el agua, lo cual les permite purificar el líquido mientras están navegando y usarla para consumo propio. Desde el principio de la expedición a la fecha han purificado más de 7,000 botellas de agua.

A bordo, la tripulación experimenta un estilo de vida que implica el uso limitado de plástico. La vida en ese entorno confinado sin producir residuos es el ejemplo que Plastic Odyssey pretende inculcar o reproducir en los lugares que visita.

Sin dudas, el personaje que robó miradas en la visita fue “Ramsés”, la mascota de la tripulación. Se trata de un pequeño gato que los acompaña desde noviembre del año pasado en Egipto mientras se encontraban haciendo la segunda parada de la expedición.

“Lo encontramos en Egipto, estaba muy pequeñito, se coló en el barco y nos lo quedamos”, dijo sonriente Dechelotte.

El último rincón visitado del barco fue el centro de control y navegación donde fue posible observar el timón, los radares meteorológicos y de geolocalización, así como varios tableros electrónicos.

La embarcación es conducida por tres capitanes, quienes, a su vez, son asistidos por un grupo de marinos. Estos hacen rotaciones cada dos meses y medio, sin contar con el personal que labora directamente con las máquinas casi de forma permanente.

Simon Bernard,  fundador y CEO de Plastic Odyssey.

Simon Bernard, fundador y CEO de Plastic Odyssey.JOSÉ A. MALDONADO/LD

“Durante los viajes los marineros tienen mucho trabajo y todo el mundo trabaja dentro de las máquinas para mantener el barco, la otra parte del equipo trabaja la siguiente escala”, explicó el vicepresidente de la organización.

El barco arribó a República Dominicana desde Martinica y el 22 de septiembre abandonará las costas de Quisqueya rumbo a Costa Rica. “La meta desde octubre de 2022 es visitar 30 países en tres años y República Dominicana es el número 11”, puntualizó Dechelotte.

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