SIN PAÑOS TIBIOS

En lo que agosto llega

 A pocos días de las elecciones de febrero, un prominente dirigente y miembro del Comité Político del PLD me confesó su íntima impresión con relación a la debacle de aquel domingo: “Subestimamos a Luis, ese fue nuestro gran error”. La confidencia revelaba también lo que muchos creían y pocos reconocían: que el libanés les había salido duro, y que su mayor cualidad había sido administrar un rostro que proyectaba ignorancia y novatez.

Toreado el “tercio de varas” en febrero, y el “de banderilla” en mayo, toca el “tercio de muerte” para terminar la faena, y, como buen torero, Luis sabrá en qué momento clavar la espada. Mientras tanto, hace alarde de maestría en el uso de la muleta y pone a propios y contrarios a la expectativa… y a la defensiva también. En efecto, en su discurso de victoria del 19 de mayo, más que celebrar y distender, optó por aumentar la intensidad del estrés político al anunciar su reforma constitucional y la apertura del proceso de escogencia del candidato del partido para el 2028.

Con esos dos anuncios –extemporáneos y sorpresivos–, el presidente reafirmó su control total sobre el relato y el desarrollo de los eventos, reafirmando su preeminencia política (que la electoral ya había sido medida), descorazonando a propios y extraños. A lo interno del PRM, la tribulación generada por el inesperado anuncio sólo la ha superado la incertidumbre entre los funcionarios de no saber si se van o se quedan en sus puestos, y, mientras todos están en el limbo, toca organizar la casa, administrarse y esperar al huracán sin saber si viene, de tal suerte que la neutralización ha sido total.

Afuera, el anuncio de la reforma constitucional, –envuelto en el caramelo de la auto castración política– desconcierta pero alienta. Difícil creer a quien dice lo que otros en su posición también dijeron e incumplieron, cierto; pero mejor creer a quien nada puede detenerle su promesa de que no pasará los límites que voluntariamente se ha trazado, que adversarle y perder nuevamente.

Con agosto en la mira, unos esperan reformas y otros decretos; y amigos y adversarios no llenarán sus expectativas, pero tampoco resultarán defraudados. El novato que ganó en 2020 demostró cuatro años después de qué material estaba hecho, y si mal haría la oposición en subestimarle nuevamente, mucho peor harían los compañeros que aspiran a sucederle si deciden correr antes de que suene el disparo de salida; o peor aún, que una vez comenzada la carrera, se olviden que corren no sólo para ellos ganar, sino para mantener victorioso a un equipo que ya tiene dueño y capitán.

Porque de eso se trata todo, de mantenerse encima del tigre, que es lo fácil, porque bajarse es lo difícil.