Derrumbe del Jet Set: Un 8 de abril manchado por la muerte a destiempo de familias

Lo que esperaban fuese una noche de felicidad, en la que escucharían, junto a familiares y amigos, al cantautor Rubby Pérez, “la voz más alta del merengue”, terminó en un lamentable hecho

Vista aérea de la zona del Portal donde está la discoteca Jet Set

Vista aérea de la zona del Portal donde está la discoteca Jet Set911

A partir de este momento, el 8 de abril de 2025 será recordado cada año como un día en el que la incertidumbre, preocupación, desesperación y angustia se adueñaron de los corazones en miles de dominicanos del Distrito Nacional.

Estos sentimientos describen a plenitud la tragedia vivida por los heridos que fueron afectados durante el colapso registrado en el centro de recreación nocturna Jet Set, donde más de 98 personas fallecieron.

Lo que esperaban fuese una noche de felicidad, en la que escucharían, junto a familiares y amigos, al cantautor Rubby Pérez, “la voz más alta del merengue”, terminó en un lamentable hecho, en el cual muchos capitaleños no tienen otra opción este miércoles que implorar el fallecimiento de sus seres queridos.

Aunque afortunadamente no todos murieron, quienes continuarán con vida, recordarán durante un largo tiempo la manera en que fueron rescatados.

“Sácame de aquí, por favor, sácame de aquí, por favor…”, estas eran las palabras que le vociferaba entre lágrimas una joven a su hermano, luego de superar, horas después, el estado de inconsciencia en el cual estaba, lo que le permitió tomar su celular para llamarlo.

Mientras los escombros continuaban sobre su cuerpo pasadas las 8:00 de la mañana, el familiar tomaba fuerzas y respiraba para pedirle calma, ya que la joven perdía lentamente la respiración debido al momento de pánico que vivía.

“Tapate la cara, mi amor, por favor, tranquila, nada te va a pasar, yo estoy aquí contigo, no te dejaré sola…”, le expresaba a la joven que se encontraba a tan solo metros de su ubicación (en las afueras del Jet Set). 

Personas en las afueras de la discoteca Jet Set

Personas en las afueras de la discoteca Jet SetJose Alberto Maldonado / LD

Sin embargo, solo podía sentir impotencia e incertidumbre al ver que no podía hacer nada para agilizar su búsqueda.

Mientras tanto, siendo las 8:30 de la mañana, más de cinco horas después del hecho, el escenario fuera de esta llamada era preocupante: cientos de rescatistas, policías, militares, bomberos y enfermeros intentaban remover los escombros, sin afectar la salud de las personas que podrían continuar con vida.

Personas vociferaban detrás del cerco de seguridad, pidiendo información incierta sobre sus allegados. No obstante, eran pocas las respuestas que podían recibir hasta esa hora, teniendo en cuenta que el concreto derribado aún impedía la visualización del lugar exacto de todos los cuerpos y, sobre todo, lo más deprimente, no todos podían hablar.

Metros después, otras familias gritaban diciendo: “está viva, está vivo”, mostrando como mantenían una conversación por teléfono con sus familiares que todavía estaban atrapados.

Al salir con sueros intravenosos o movilizando sus manos que demostraban la existencia de signos vitales, todos de manera inmediata comenzaban a aplaudir, agradeciendo la labor de los rescatistas.

Pero, el contraste más penoso lo visualizaban todos los presentes, cuando los cuerpos eran movilizados hasta las carpas hospitalarias con una tela o funda que no permitía apreciar el rostro, terminando con el ingreso a los automóviles del Instituto Nacional de Ciencias Forense (Inacif) y enviados a la morgue para ser entregados a sus familiares. 

Era ahí cuando el llanto resurgía y recordaba que la pesadilla no había terminado.

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