TRASTORNO LINGÜÍSTICO

Cuando hablar es una tortura

FACTORES TANTO BIOLÓGICOS COMO PSICOLÓGICOS Y SOCIALES PUEDEN CAUSAR O AGRAVAR LA TARTAMUDEZ

En una escena del filme “El discurso del rey”, premiado la semana pasada con el Oscar a la mejor película, el terapeuta del habla Lionel Logue (Geoffrey Rush) le hace al futuro rey Jorge VI de Inglaterra (Colin Firth), tartamudo, la siguiente afirmación: “Puedo asegurarle que ningún niño comienza a hablar tartamudeando”. En efecto, nadie nace tartamudeando. Este defecto del habla aparece, según la logopeda Sonia Peñaló, en una de tres etapas: entre los tres y cuatro años, como parte normal del desarrollo del lenguaje; entre los cinco y los seis, cuando se inicia el proceso de alfabetización; o entre los doce y los catorce años, tiempo en que el menor vive un período de transición. Aunque se maneja la teoría del origen genético, la mayoría de los episodios son temporales. Que el problema se instale y se complique depende del manejo que se le dé. Por eso, dice la especialista, en la tartamudez intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales. Este trastorno limita la comunicación y, en consecuencia, la vida social de quien lo padece. La buena noticia es que, con tratamiento y buena disposición, se revierte o se controla exitosamente. (+) BUENAS NOTICIAS PARA LOS AFECTADOS Aunque tenga toda una vida luchando contra este trastorno, el tartamudo puede mejorar. El primer paso, dice la logopeda Sonia Peñaló, es aceptar que tiene un problema. Luego hace falta total disposición para someterse a la terapia, la cual consiste básicamente en ejercicios de respiración y en el entrenamiento del aparato fonoarticulador. “Hay situaciones de tartamudez tan agobiantes, cuando hay demasiada ansiedad, en las que se necesita apoyo psiquiátrico o psicológico o medicación”, afirma la experta. El tartamudeo, en su fase inicial, es clónico (se caracteriza por la repetición de sonidos). Luego se complica y se convierte en tartamudeo por tensión, en el cual el hablante se queda estancado en un fonema. El individuo, al intentar controlarse y hablar correctamente, acumula tensión y esto incide en los músculos del aparato fonoarticulador. “Si la persona está tensa, es más difícil que le salgan espontáneamente las palabras”, dice la logopeda Sonia Peñaló. Entonces vienen los movimientos involuntarios, el desviar la mirada, las muletillas y la construcción de oraciones carentes de lógica sintáctica, las cuales usa el tartamudo para evitar los sonidos que más dificultad le causan. Sonidos problemáticos Hay fonemas que representan para el tartamudo una verdadera lucha. Peñaló cita los sonidos guturales (g, j, k) y los dentales (t y d). Pero la verdadera lucha del afectado consiste en llevar una vida social normal. El temor a las burlas y al qué dirán lo cohíbe y le provoca ansiedad. Una mujer que enfrenta problemas en los controles migratorios de un aeropuerto porque no puede responder con propiedad las preguntas que le hacen, un joven que decide estudiar idiomas porque en una lengua extranjera no tartamudeará, un padre de tres hijos que dice tener “dos más un” vástagos para evitar pronunciar la letra t. Eso y más se ve entre los individuos popularmente conocidos como gagos. “El problema principal del tartamudo son las relaciones sociales”, señala Peñaló, del Centro Integral de Patologías Lingu¨.sticas (Cipal). En una persona expuesta al escrutinio público, como el caso abordado en la película “El discurso del rey”, la situación se complica. El tartamudo evita oficios que impliquen constante interacción social y, si llega a la universidad –muchos abandonan la escuela por las burlas–, no escoge la profesión que realmente desea. “Trabajando con ellos me he dado cuenta de que es el problema más temido de todos los trastornos del habla”, afirma Peñaló. La terapeuta del habla tiene 25 años de experiencia. ¿Es normal que un niño tartamudee?Entre los tres y cuatro años de edad muchos niños presentan episodios de tartamudeo clónico. Se trata de una etapa normal en el proceso de desarrollo del lenguaje. Puede ser que el chiquillo, que apenas está comenzando a elaborar oraciones complejas, se estanque buscando en su mente la palabra que desea utilizar en un contexto determinado. “La reacción de los adultos es lo que hace que esa tartamudez se instale y se complique”, advierte Peñaló. Reprenderlo o criticarlo, dejándole ver que está haciendo algo mal, no es buena idea. Lo correcto es dejar que complete el mensaje que desea transmitir y reforzarlo positivamente. Pero ¿puede complicarse el problema a pesar del buen manejo de los padres? Sí: cuando en su entorno hay otra persona que tartamudea o un contexto emocional poco saludable (un niño abusado, al que no se le presta suficiente atención o cuyos padres discrepan sobre cómo disciplinarlo). El diagnóstico y tratamiento de la gaguera no se hace de espaldas a la realidad familiar del paciente. ManejoCuando el gagueo se presenta entre los tres y cuatro años, no es necesario acudir a terapia. Basta con que los padres aborden la situación adecuadamente. En la segunda etapa, entre los cinco y seis años, cuando el niño podría estar comenzando a sentir tensión en la escuela por ejemplo, se le indican ejercicios de respiración y el correcto uso del aparato fonoarticulador. “Pero no se le hace ver que tiene un problema”, aclara Peñaló. (+)CURIOSIDADES SOBRE LA TARTAMUDEZ+01 El tartamudeo se presenta en el idioma materno. No se manifiesta al hablar en otra lengua, cantar, hablar solo o cuando la persona no puede escucharse a sí misma (en una discoteca con la música alta, por ejemplo). +02 Es frecuente en zurdos contrariados, aquellos que, directa o indirectamente, han sido presionados para usar la mano derecha en lugar de la izquierda. +03 Se ve más comúnmente en los hombres. Se estima que de cada cien tartamudos, 75 son varones. +04 Tartamudos famosos de diferentes áreas: Winston Churchill, Jorge Luis Borges, Marc Anthony, Bruce Willis y Tiger Woods.

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