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Paolo Lugari: “Con entusiasmo consigues todo”

EL FUNDADOR DE GAVIOTAS, UNA COMUNIDAD AUTOSOSTENIBLE EN COLOMBIA QUE HA INSPIRADO MUCHOS PROYECTOS EN EL MUNDO, DICE QUE LA FALTA DE DIFICULTADES VUELVE AL HOMBRE UN PARÁSITO MENTAL

Yaniris Lópezyaniris.lopez@listindiario.com
Santo Domingo

Paolo Lugari es, para los exploradores, entusiastas y desarrolladores de proyectos sostenibles, una fuente de inspiración perpetua.

Es el fundador de Gaviotas, una comunidad autosostenible de 11,000 hectáreas ubicada en la Orinoquia colombiana, lugar al que llegó con su padre a finales de los años 60 en una de sus acostumbradas exploraciones. 

Los moradores de Gaviotas viven en perfecta armonía con la naturaleza: producen los alimentos, la energía eléctrica y los biocombustibles que consumen (venden el resto) y han convertido 8,000 hectáreas de llanuras en selva amazónica. 

Una invitación de la Fundación Universitaria Dominicana Pedro Henríquez Ureña (Fudphu) trajo a Lugari recientemente por segunda vez a República Dominicana, y, aunque admite (con un fascinante sentido del humor) que se la pasa hablando del proyecto y que se ha escrito mucho sobre el tema, es un honor escuchar de sus labios cómo inició todo, cómo es la vida en Gaviotas y, especialmente, la peculiar concepción que tiene del mundo.

LD. ¿Qué es Gaviotas? 

PL. Gaviotas es un microcosmos en donde todo está en todo. Como en Gaviotas no tenemos mentalidad de jardineros, allí está prohibido limpiar. Recogemos plásticos y cosas de esas que llevan las visitas, pero no limpiamos nada de los vegetales. Nos gustan los bosques desordenados. 

LD. ¿Recuerda lo primero que hizo al llegar al lugar? 

PL. Lo primero que hice fue limpiar el piso para poner una carpa, luego construimos un aeropuerto.

LD. ¿Y no vivía nadie en los alrededores cuando se establecieron allí en 1971? 

PL. No había nadie. Cuando llegamos puse con mi padre (que era geógrafo explorador) dos hamacas con sus angeos. Debajo de las hamacas se posaron gaviotas reidoras de río. Ellas pensaban que uno era una especie más del ecosistema porque nunca habían ido personas que las hubieran agredido. De ahí salió el nombre, ahí empezó la no linealidad de Gaviotas. 

Porque uno ha podido llamarlo “Centro para la Investigación del Desarrollo Sostenible para los trópicos húmedos”. Quisimos Gaviotas. En ese momento estaba de moda el libro de Juan Salvador Gaviota (de Richard Bach) y aprovechamos esa coyuntura. Pero fue más que todo porque unas gaviotas de agua dulce, que son parecidas a las demás, se posaron debajo de nuestras hamacas.

LD. ¿Quiénes fueron los primeros en llegar después de ustedes? ¿y cómo se enteró la gente? 

PL. Por el correo de las brujas.

LD. ¿Cuántas personas viven hoy en Gaviotas?

PL. Doscientas. 

LD. Muy poquitas. 

PL. Sí, pero es que allá hubo mucha violencia, no en Gaviotas, en la región. Gaviotas es la belleza de la extrema dificultad. No hay carreteras. Suelos pobres para cerebros pobres –que son muy relativos–, y nada de recursos económicos. Gaviotas es el resultado de una gran dificultad, por eso es tan bella, que las cosas sin dificultad no tienen sentido. Al menos uno no las vive. La ausencia de dificultades te vuelve un parásito mental.

LD. Aislados, sin carreteras, habrá quien insinúe que viven incómodos por gusto. 

PL. No, no somos masoquistas. En Gaviotas no hay ideas fijas, la única idea fija es la sustentabilidad. Por eso cuando llegas a Gaviotas hay una frase de Heráclito de Éfeso que dice: “Aquí lo único permanente es el cambio”. Pero en lo único que somos estables es en que no hacemos nada que no sea sustentable. Así no produzca el beneficio económico que queramos. En Gaviotas yo creo que hoy por hoy no hay un nivel de vida campesino en Colombia o de golpe en América Latina mejor que el de Gaviotas. No me refiero en cuanto a ingresos. Claro, la gente tiene ingresos suficientes. Pero es muy difícil tener mejor calidad de vida que la de Gaviotas. Gaviotas hoy día no acepta donaciones, pero en una época aceptamos, para montar un pequeño hospital bellísimo. 

Nosotros, como somos egoístas, no aceptamos donaciones. Gaviotas es un microcosmos, cuando uno está hablando de un microcosmos está hablando de toda clase de disciplinas e indisciplinas. Por qué digo indisciplinas, bueno, guardando las proporciones, ustedes saben la historia de los hermanos Wright, que inventaron el primer avión. Ellos nunca estudiaron aeronáutica, tenían un taller de reparación de bicicletas, entonces, como no estaban tan llenos de conocimientos (era lo que Da Vinci llama un cerebro ingenuo desprevenido), pudieron inventar el Flyer I. Y en ese caso, por ejemplo, yo decía en estos días en unas conferencias en Colombia (yo me las paso hablando, cómo se nota), yo decía si Steve Jobs o Michael Dell quieren ser ingenieros en sistema del Ministerio de Economía de Colombia no los aceptan porque no son diplomados. Eso es Gaviotas, obviamente guardando las proporciones. 

Claro, también hay personas de todos los niveles de diplomas, pero allá lo que vale es la creatividad. Hoy día, la persona menos formada convencionalmente es el mayor sueldo de Gaviotas. 

Da Vinci, por ejemplo, fue el vocero del Renacimiento, era hijo natural, como si los demás fueran de acrílicos (eso me acuerda Gaviotas), ilegítimo, y por eso él no podía entrar a la escuela de Letras, que es como se llamaba la universidad en esa época en la Toscana, Florencia. 

Entonces Da Vinci se reunía en la Plaza de la Señoría, con Brunelleschi, con Miguel Ángel, hacían talleres, en donde no ponían tareas ni lecciones, sino que la gente hablaba todo el día y se manejaban conversando, mostrando, compitiendo entre ellos sanamente. Si Da Vinci, con todo respeto del señor presidente de la Fundación (y mira a Eugenio Garrido Saviñón, de Fudphu), hubiera ido a una universidad, hubiéramos tenido el mejor notario de Europa, porque su padre era notario, pero no hubiéramos tenido el genio de la modernidad que fue.

LD. Pero hay escuelas en Gaviotas, ¿no? 

PL. Toda Gaviotas es una escuela. 

LD. ¿Hay un recinto? 

PL. No propiamente. Al principio a la gente se le enseña Aritmética, a leer, pero la idea es que todo Gaviotas le enseñamos Gaviotas. Es que tienes que leer los libros…

LD. A ver, ¿quién les enseña a los niños Aritmética? 

PL: La misma mamá. Como a mí. A mí me educaron en la casa. A mí me enseñaron de todo. Si fuera a presentar créditos pues tendría como tres doctorados pero nunca lo hice convencionalmente. Después la Carnegie Mellon, la universidad de John Nash, me dio un doctorado honorario en Ciencias y Tecnología. Alguien decía que yo empecé a leer desde el vientre de mi mamá, pero con una profunda libertad.

LD. La gente que se acerca a Gaviotas, ¿lo hace por curiosidad, para aprender o para hacer turismo? 

PL. En Gaviotas, como sabes, en la región ha habido mucha violencia. Eso nos ha afectado, no en la parte humana, pero sí nos han robado equipos. Universidades de Estados Unidos, Francia y Japón cada año reúnen a 20 ó 30 personas y a cualquier costo van a Gaviotas a conocer lo que hacemos, durante un día, porque la pernoctada todavía produce cierto nerviosismo. 

LD. ¿Hay lugar para quedarse? 

PL. Había, pero después de la violencia... Ha disminuido mucho la violencia, pero uno no puede asumir esa responsabilidad. En los años 70, cuando comenzamos, era la paz absoluta.

LD. Se barajan muchas fechas, ¿cuándo comenzó todo? 

PL. Teóricamente en el 67, pero empezamos a tener recursos en el 70. En Colombia había violencia, pero en los llanos la violencia comenzó hace unos 12 años, después de que Alan Weisman, famoso periodista norteamericano, escribiera un libro sobre nosotros (“Gaviotas, una comunidad para reinventar el mundo”). 

Alan estuvo un año en Gaviotas escribiendo el libro. Después de Alan empezó la violencia, pero no por culpa de él. Allá no ha afectado a la gente, pero sí a los equipos, se han robado algunos. Ahora, afortunadamente, ya no se roban ni el combustible, porque no le tienen confianza, porque es combustible de pino. Claro, es mucho mejor que el otro.

LD. ¿A qué distancia les queda el mar? 

PL. Uf. Creo que a unos tres mil kilómetros está el mar. Mi padre era geógrafo y explorador y su hobby era cada año ir a la Colombia desconocida, consiguiendo información tanto por dentro como por fuera…

LD. ¿Y a cuántos kilómetros está el centro urbano más cercano? 

PL. En invierno puede estar a quince horas y en verano a cinco. En vehículo. A ver. Gaviotas es la extrema dificultad adrede, pero no con masoquismo, porque debería mostrar que en las circunstancias peores es posible, es factible hacer un ejemplo de sustentabilidad a nivel mundial. Porque ese era el propósito. Era demostrar que en una tierra lejos de todo y cerca de nada es posible hacer lo que todo el mundo considera difícil hacer en cualquier parte del mundo.

LD. ¿Necesitó mucho dinero para armar todo?

PL. No, eso del dinero es un cuento. Eso es con entusiasmo. Estados Unidos hizo una obra de teatro muy conocida llamada “Entusiasmo sobre Gaviotas”, esa frase salió de una frase de mi padre que decía: “Vale más una persona con entusiasmo que un premio Nobel deprimido”. 

Y tú con eso consigues todo. Y si el presupuesto de Gaviotas es de 1,000 pesos, 10 pesos fueron donados. Ahora tenemos 35,000 calentadores solares montados en Colombia y eso es parte de nuestros recursos.

LD. ¿Quién paga a los trabajadores? 

PL. La venta de energía solar, de molinos de viento, de las gomas del pino, de la resina. Hay una estructura financiera, pero interna.

LD. ¿Quién la dirige? ¿Tienen un alcalde? 

PL. No, no. En Gaviotas tenemos la forma más extraordinaria de la democracia (además somos muy pequeños), que es el autogobierno. Allá todas las decisiones son por consenso. Funciona como una fundación.

LD. Nos intriga lo de la fundación, ¿cuándo decidió que esa iba a ser su casa? 

PL. La primera vez fui con mi padre y nos regresamos. Luego yo volví solo y después empecé a llevar amigos y amigas. Fue poco a poco. Hasta que lo decidí. Gaviota no es una cosa planificada ni programada. Allá hay bajos vientos.

LD. Nos lo imaginamos allí, solo, con una tienda de campaña. 

PL. Sí, a lo Robinson Crusoe. Antes mi familia me decía “llegó Robinson Lugari”, en vez de Crusoe.

LD. Su familia pensó que estaba loco… 

PL. Más o menos. Lo que pasa es que como mi papá era tan loco, yo no tuve dificultades. Tuve dificultades con mi mamá pero en el mejor sentido. Después empecé a hacer una casa de verdad, básica, era una sostenibilidad personal.

LD. ¿Qué comía? 

PL. Cacería, pescado. En el río hay mucha pesca. Sembré yuca apenas llegué. Pescaba los pescados de la zona. Sí, soy totalmente de comer carne de pescado.

LD. Ah, muchos creíamos que eran vegetarianos en Gaviotas. 

PL. Comemos animales pero no tanto, somos más vegetarianos que carnívoros pero no somos vegetarianos, no somos una secta de nada. En Gaviotas hay 10 religiones. Allá respetamos el Dios de cada uno.

LD. ¿Controlan la natalidad? 

PL. No. Allá está prohibido prohibir. Sin embargo, nadie fuma ni nadie toma. Por gusto, no es por secta ni por modismo ni nada de esas boberías.

LD. ¿Le gustaría ver replicado el proyecto Gaviotas en todo el mundo? 

PL. Gaviotas no es para replicarse sino para inspirarse, porque cada sitio es diferente. Claro que Gaviotas para República Dominicana puede ser un sitio de muchísimas inspiraciones, porque se necesitaría un clima tropical, como el que tienen aquí. Pero es un problema de América Latina. 

América Latina no se ha tropicalizado. La gran revolución que queda aquí no es de izquierda ni derecha ni cosas pasadas de moda, la gran revolución de acá es pensar con el trópico. 

El hombre nació en el trópico. Ahí se originó el ser humano, cada vez se confirma más. Luego las grandes civilizaciones se dieron más en el trópico que en los países de zonas templadas. Y nosotros vivimos acomplejados de nuestro pasado. 

Por eso me gusta Estados Unidos, porque es mucho más auténtico en su medio. Es un país de inmigrantes europeos, pero las tecnologías de ellos, más el concepto de libertad inicial (que fue extraordinario, cuando la gente podía inventar lo que fuera y eso se estimulaba), es que sus tecnologías venían de Europa y se adaptaban a Estados Unidos. 

Porque Estados Unidos son los estados unidos de Europa, todos son inmigrantes. Pero cuando nosotros queremos trasladar las tecnologías de Europa y de Estados Unidos al trópico, no nos funcionan. 

Por eso siempre seremos vagones y no locomotoras, porque las locomotoras solamente se dan cuando los países son creativos de acuerdo con su medio, con las altas tecnologías, pero acordes con su medio. Por eso se dice tecnología apropiada a cada sitio. Por eso vemos a Gaviotas como algo fuera de este mundo.

LD. ¿Por eso le dan tanta importancia a la arquitectura bioclimática? 

PL. La arquitectura bioclimática te obliga a ser discreto en el diseño. Cuando logras diseños ambientados con lo local logras proporciones muy diferentes porque salen del medio, no han sido impuestas. Nos da ventajas térmicas impresionantes. Y te evita el aire acondicionado en casas de uno y dos pisos. 

El problema de sustentabilidad está en que la gente actúa no cuando comprende sino cuando siente. Esto es importante. La atmósfera está compuesta en un 78% de nitrógeno y un 21% de oxígeno y un 1% de argón y otros gases raros. Esta arquitectura porcentual y su metabolismo, su forma de interactuar, depende de una infraestructura vegetal que está compuesta en un 33% de bosque y vegetales de las zonas emergidas y el fitoplancton oceánico. Todavía con este porcentaje tú mantienes la composición atmosférica, pero si de un 33%, y vamos para allá porque cada vez es más lo que se saca que lo que siembra a nivel mundial, llegas a un 25%, ya no tendríamos un 78% de nitrógeno si no un 70%, por decir algo, claro, son datos cabalísticos, y tendríamos un 18% o 15% de oxígeno porque este porcentaje de nitrógeno y de oxígeno (uno respira nitrógeno y oxígeno), en 50 años, para ser optimista, va a disminuir. Y de que llega al 25% no es una utopía. Y qué va a pasar, que el nitrógeno y el oxígeno tendrán menos presencia en la atmosfera y por lo tanto no sé si la vida humana seguirá siendo posible; la humana, no la vida, que es obviamente posible. 

Porque lo más importante que se ha creado en el universo es el misterio de la vida. Entonces, nada puede haber más importante que sembrar un árbol, no importa que no sea de uno, a mí lo que me interesa es la función del árbol, no la propiedad del árbol. Nada puede haber más importante que sembrar un árbol, que es el que nos mantiene la atmósfera actual.

LD. ¿Qué opina del título “El inventor del mundo” que le dio Gabriel García Márquez? 

PL. Me parece un poco exagerado, pero es que Gabo era muy generoso. El estuvo allá una semana. Hace mucho tiempo, soy muy malo para las fechas. En el 83, 84, por ahí. 

García Márquez había escrito en el libro de visitantes, además de esa frase: Mírame, Marciades, aquí como en Macondo nos encontramos un mundo, eso sí, moderno, tan nuevo que las cosas aún no tienen nombre”. 

Por eso es difícil hablar de Gaviotas, porque uno no puede decir si Gaviotas es como tal cosa. Gabo decía que uno únicamente podía hablar de una comunidad cuando ya hay gente que nació y haya muerto en Gaviotas. Y eso ya sucedió. Allá hay un cementerio con muy pocos muertos que se llama “área de experimentos fracasados” (risas). 

Se muere poca gente por el estilo de vida, porque es una comida muy sana, no se toma alcohol, nadie es estadio, a la gente se le respeta su forma de pensar, hay mucha tolerancia, el clima con el bosque se volvió magnífico. Lo volvió menos caliente. En Gaviotas no hay carros, creemos que nunca habrá carros.

LD. ¿Cómo se transportan? 

PL. En bicicleta y en motos. Y a pie, muchísimo. Siempre se ha dicho que es posible convertir suelos infértiles en fértiles. Nosotros decimos que es suelos pobres para cerebros pobres. Gaviotas no era un desierto de fertilidad ni de agua. 

Era un desierto de imaginación, que es el único desierto invencible, que es una frase de Mauricio Bedoya. Todo el mundo tiende a estandarizarse, y Gaviotas es la negación de la estandarización, y, además, la gente a menos que vaya físicamente allá no cree, y cuando van allá ponen en el libro de visitantes: la realidad supera la imagen. Pero si no van no se da ese binomio. 

LD. ¿Aceptan tours, hay que pedir permiso para entrar? 

PL. No es como pedir permiso, es coordinación. Eso tiene un costo. Nosotros no recibimos donaciones, pero tampoco regalamos.

LD. ¿Tengo que pagar para ir a Gaviotas? 

PL. Claro. Ahora fueron estudiantes de Japón, Francia, Estados Unidos y de Colombia y pagaron mucha plata. El vuelo expreso les costó siete mil dólares. Y a Gaviotas tuvieron que pagarles entre todos 10,000 dólares, que es el tiempo de nosotros ese día porque no dormimos, para hacerles una explicación intensa. 

La fábrica de colofonia y trementina, por ejemplo, que es nuestro mayor ingreso, si nosotros queremos mostrar a Gaviotas cómo funciona, tenemos que hacer que el chorro de la resina en la fábrica salga en el momento de la visita, para eso toda la fábrica se para y se programa, pero no es solo para eso. 

Como la visita hay que hacerla en día laboral, porque un fin de semana todo está algo apagado, como en cualquier parte, el tiempo laboral de toda la gente pues vale mucha plata, porque no van a ir ni un sábado ni un domingo, y la gente no está en plan de divertirse con los visitantes, sino en plan de escuchar, que es muy diferente, entonces Gaviotas no recibe donaciones pero tampoco hace las cosas gratis, porque es que no tenemos ninguna otra forma de financiarnos.

LD. ¿Cuál es el país que más se parece a Gaviotas para vivir? 

PL. Después de ver el mapa en relieve, aunque no lo he volado, aquí, Dominicana. Cuando voy a un país, si no lo puedo volar, lo primero que veo es un mapa en relieve. Un mapa en relieve debe ser obligatorio en todas las oficinas, escuelas y universidades de todos los países. Nunca me imaginé que Dominicana fuera tan montañoso, por ejemplo.

LD. Lugari, ¿usted nunca se casó? 

PL. Me encantan las mujeres, pero no las señoras, todavía… con el perdón.