TERAPIA ASISTIDA POR ANIMALES

Los perros como agentes de bienestar

Se encuentra entre las especies más empleadas en las terapias asistidas por animales, un tipo de programa que se ha desarrollado con éxito en otros países durante años, y que ahora se implementa en República Dominicana.

Se le conoce como el mejor amigo del hombre y hay razones para ello. El perro es un compañero fiel que brinda compañía y afecto al ser humano a cualquier edad y en cualquier circunstancia.

También se encuentra entre las especies más empleadas en las terapias asistidas por animales, un tipo de programa que se ha desarrollado con éxito en otros países durante años, y que ahora se implementa en República Dominicana.

Yira Vargas, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Iberoamericana (Unibe), explica que el cariño de un perro tiene efectos emocionales y físicos.

El contacto con una mascota que tradicionalmente ha tenido un vínculo positivo con el ser humano y que está dispuesta a hacerle compañía sin juicios ni cuestionamientos genera una sensación de bienestar en las personas.

“Obviamente, el perro no es mágico; no es que llega y todo se soluciona”, aclara la vicepresidenta de la Asociación Dominicana de Animales de Terapia y Servicio, “hay unos protocolos que deben seguirse”.

La Asociación Dominicana de Animales de Terapia y Servicio (ADATS) nació hace alrededor de un año con el fin de entrenar animales para que participen como estímulo en terapias para niños con necesidades especiales. Además de realizar actividades educativas, llevan alegría y bienestar a hospitales, asilos y escuelas.

Perros como apoyo en la terapia

Jhonny es un perro mestizo de pelaje blanco y ojos melancólicos. Durante siete años vivió en la calle, a pesar de lo cual contó con el cariño de personas que lo alimentaron y cuidaron. Un día fue rescatado de las calles y, más tarde, adoptado por Laura Hernández, voluntaria y adiestradora de la Asociación Dominicana de Animales de Terapia y Servicio (ADATS).

Hoy, la mascota sirve como perro de terapia en la entidad. Demuestra que la raza o la procedencia no son lo más relevante a la hora de involucrar a un can en esta labor.

Lo más importante, según el adiestrador Giovanni Scala, es el temperamento. Se requiere que el animal sea dócil y obediente.

El entrenador evalúa al animal y, si reconoce en él esas cualidades naturales, lo prepara como perro de terapia, un trabajo para el cual la socialización resulta crucial, ya que la mascota tendrá que exponerse a ambientes y personas distintas.

Por eso también importa su capacidad para manejar el estrés y el miedo. “A veces”, dice Karen González, presidenta de la ADATS, “uno se preocupa por el terapeuta y el paciente, pero no toma en cuenta el bienestar del animalito”.

El animal debe tener una salud óptima, estar al día con sus vacunas (un compromiso del amo) y ser certificado por una institución con experiencia en el área.

Los entrenadores insisten en que la raza por sí misma no determina la idoneidad de un perro para servir en terapia, aunque por el estigma se evitan algunas consideradas peligrosas.

“Puede haber un pit bull muy bueno para este trabajo”, explica Scala, “pero en el momento en que yo llegue a una clínica con él, nadie lo va a querer tocar”.

La raza sí puede influir en el tipo de intervención. El adiestrador Salvador Alba dice que para personas en rehabilitación física puede ser mejor un animal grande que sirva de apoyo y motivación, mientras que para niños con algún trauma o para geriátricos donde hay individuos en cama resulta preferible emplear perros pequeños.

La psicóloga Yira Vargas, vicepresidenta de la ADATS, señala que se precisa entrenamiento no solo para las mascotas, sino también para los guías o manejadores, que no necesariamente son los propietarios y cuya función incluye velar por la seguridad y bienestar de los canes durante las sesiones.

Contextos

Como educadora y amante de los animales, Karen González siempre mostró interés en las ventajas que el uso de estos tiene en el contexto escolar. “Se ha comprobado que la fluidez en la lectura aumenta hasta en un 20% en los niños que leen con los perros”, informa.

Tuvo la oportunidad de comprobar esos beneficios las veces que llevó a Luka, un golden retriever de su propiedad, al colegio donde imparte clases de nivel inicial. “Los niños se concentraban más”, recuerda.

Los perros de terapia pueden asistir al ser humano en escenarios muy diferentes, con estrategias y metas distintas. Son una herramienta útil en terapias para niños con necesidades especiales (un ejemplo es el Programa de Intervención Grupal de Niños con Autismo, de Unibe, en el cual comenzaron a prepararse los canes de la ADATS), llevan cariño y alegría a hospitales y sirven como elemento motivador en contextos educativos.

En el primer caso, la idea es que apoyen los objetivos que se plantea el terapeuta.

Respecto a las visitas hospitalarias, Vargas expresa que los perros ofrecen alivio, aunque sea momentáneo, a la carga emocional que implica tener una enfermedad o estar bajo tratamiento médico.

ESPECIES UTILIZADAS

La lista de animales usados con frecuencia en terapia incluye perros, gatos, conejos, minicerditos, caballos y ponis.

El perro es la especie favorita para estas labores. Existe un antiguo vínculo muy fuerte entre este animal y el ser humano. Además, es fácil trasladar a los canes de un lugar a otro.

Voluntarios. Salvador Alba, Giovanni Scala, Laura Hernández, Yira Vargas y Karen González posan para LISTÍN DIARIO con Jhonny y Luka, perros de la Asociación Dominicana de Animales de Terapia y Servicio.

Voluntarios. Salvador Alba, Giovanni Scala, Laura Hernández, Yira Vargas y Karen González posan para LISTÍN DIARIO con Jhonny y Luka, perros de la Asociación Dominicana de Animales de Terapia y Servicio.

Cualidades. Para involucrar a un can en procesos terapéuticos no importa tanto su raza como su temperamento: el cuadrúpedo debe ser dócil y apacible. Luka, con su adiestrador (parcialmente oculto) en el salón del Programa de Intervención Grupal para Niños con Autismo, de Unibe.

Cualidades. Para involucrar a un can en procesos terapéuticos no importa tanto su raza como su temperamento: el cuadrúpedo debe ser dócil y apacible. Luka, con su adiestrador (parcialmente oculto) en el salón del Programa de Intervención Grupal para Niños con Autismo, de Unibe.

Programa. Un niño acaricia a Magic, un perro voluntario, mientras el primero recibe tratamiento en el Hospital General de la Plaza de la Salud. El centro médico puso en marcha un programa de terapia asistida con animales.

Programa. Un niño acaricia a Magic, un perro voluntario, mientras el primero recibe tratamiento en el Hospital General de la Plaza de la Salud. El centro médico puso en marcha un programa de terapia asistida con animales.

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