Olga Pérez: La periodista que combina la comunicación con la aviación

Testimonio. Desde la torre de control del aeropuerto, esta joven entusiasta pone a “volar” sus dos pasiones. Aunque la gente no lo crea, estas carreras se complementan para poder contar bien las historias que surgen desde los aires.

Olga Pérez

Olga Pérez

La primera vez que Olga Pérez pisó el Aeropuerto de las Américas Dr. José Francisco Peña Gómez, fue para pedir trabajo. Orgullosa de la hazaña que hizo ese día, cuenta con minuciosos detalles cómo le fue en aquella “aventura” que años después le ha permitido tener el “control” en la torre que modera los vuelos.

Llegar no fue fácil. Todo comenzó cuando abriéndose paso en los medios de comunicación como estudiante de Periodismo, encontró una oportunidad en un canal de televisión en Boca Chica. El tiempo pasaba y sus iniciativas con programas de variedades y otros aportes, encontraban el aplauso de sus televidentes. “Pero como era de esperarse, la colocación de publicidad no era favorable y tuve que salir a buscar trabajo”. Es determinada.

Sus ojos brillan cuando toca el tema de la decisión tomada. “Ya sabes, yo con 19 años, debía trabajar porque los padres van entendiendo que ya hay edad para sostenerse. Como vivía en La Caleta, en lo único que pensé fue en ir al aeropuerto. Así lo hice, nunca lo había visitado. El caso es que le dije a alguien que quería solicitar trabajo, esa persona me orientó y me dijo que subiera al tercer piso que estaban buscando gente para trabajar”.

 Sin pensarlo dos veces, subió y nunca imaginó que le resultaría tan fácil. Haber estudiado inglés por inmersión, la ayudó bastante.

“Era una empresa colombiana, me recibió una señora que tenía ese acento, y de inmediato me preguntó: ‘¿Eres la persona de la entrevista?’. Sorprendida, dije que sí, pero evidentemente no era yo. Me comentó que no tenía mi currículum y le dije '¡mírelo aquí!'. Le entregué el que había llevado.

Comenzó a hacerme pruebas en inglés y en eso duramos más de tres horas”. El caso es que, en todo el tiempo que Olga duró allí, nadie llegó a entrevistarse. A estas alturas no ha descifrado aquel misterio.

Fue llamada días después para recibir un entrenamiento de una semana y comenzar a trabajar y, desde ese momento nunca más ha salido del aeropuerto. Ha ido escalando tanto en estos quehaceres que, ha logrado llegar a lo 'más alto' que tiene la terminal: a la torre de control, donde sin saber qué se hacía ahí, dijo que era el lugar al quería llegar.

Olga Pérez

Olga Pérez

Antes de “subir a lo más alto”

Al pasar el tiempo, la empresa que le abrió las puertas para comenzar a interesarse en la aviación, había mermado en sus funciones. Hubo un cambio de gerencia. Viendo cómo iban las cosas, no perdió tiempo y acudió a otra empresa dentro de la misma terminal. Le hicieron la entrevista y consiguió un nuevo puesto de trabajo. 

“Me fui de la primera y ese mismo día entré a la otra. Ahí aprendí tantas cosas, Dios mío, qué trabajo tan bello. Se hace una serie de labores que te ayudan a aprender y comprender mejor el desenvolvimiento de ese mundo”. Cada experiencia la enamoraba más de la aviación. Inquieta al fin, Olga investigó cómo podía seguir nutriéndose de los conocimientos del sector, específicamente, los que tienen que ver con los controladores de la torre.

Le dijeron que debía que solicitar la admisión a la academia del Instituto Dominicano de Aviación Civil (Idac). Eso sí, con la advertencia de que hay que cumplir con ciertos requerimientos para ser admitido. Fue, tomó el examen y se marchó. “Pasaba el tiempo y no me llamaban ni nada. Y un día, estando en clases en la universidad, me pusieron un mensaje felicitándome. No sabía por qué y ahí es que me dicen que fui seleccionada”. La emoción que mostró con un grito, le costó su salida del aula.

El profesor le pidió que saliera de su clase por el alboroto. “Y ese día no sólo salí de ahí, también abandoné la carrera por dos años. Me dediqué en cuerpo y alma a estudiar aviación. En principio no me fue bien porque trabajaba de 10:00 de la noche a 10:00 de la mañana. Pedí en mi trabajo que me arreglaran el horario y puse todo mi empeño para lograr mi sueño”. Luego de terminar estos estudios retomó su carrera de Comunicación en la universidad.

Olga Pérez

Olga Pérez

Olga dejaba la universidad, pero nunca abandonó su sueño de graduarse

Aunque volvió a la universidad luego de graduarse como controladora de aviación, Olga Pérez, la joven que llegó a LISTÍN DIARIO ataviada con un vestido negro, una chaqueta fucsia y unos tenis que la hacían ver muy cómoda ha durado mucho para terminar la carrera. Hace años que comenzó la tesis, la que por razones de discrepancia con las reglas de la universidad, no había podido desarrollar.

'Análisis de las publicaciones de los periódicos Listín Diario y Diario Libre de los accidentes e incidentes aéreos ocurridos en República Dominicana en el año 2016' es el nombre de su propuesta para optar por el título de licenciada en Comunicación. Con esto queda demostrado que, evidentemente logra un buen 'maridaje' entre la comunicación y la aviación. Pretende graduarse a final de este 2024.

La chica que no se cansa de trabajar y estudiar busca seguir aportando a través de la comunicación para que niños, adolescentes y jóvenes de escasos recursos a los que les guste la aviación, puedan lograr su sueño. ‘Quiero ser Piloto’ se llama el proyecto que, en su primera versión logró una beca para que el ganador hiciera el primer curso en el área. “En la segunda edición, pretendo, en vez de una, lograr que sean dos las becas para beneficiarlos”. Está optimista.

Con un carácter que mezcla a una mujer dócil y a una con la fortaleza de una ‘leona’, Olga va por la vida trabajando por sus metas y por la de los demás. No se conformó con ser la propiciadora del primer Fly-in de mujeres pilotos, tripulantes y controladoras de aviación. Ahora trabaja para lograr desarrollar el primer club de mujeres del sector. “Y lo vamos a alcanzar. No hay duda”. Así se expresa la chica que, aunque quiere ser piloto, no abandona su pasión de seguir subida en la torre de control.

Sobre la experiencia que ha tenido en este trabajo y los riesgos que éste representa por la gran responsabilidad que demanda, la protagonista de este relato, dice con seguridad: “Este es el segundo trabajo más estresante que puede haber. Primero está el de ser presidente, y luego éste. No es fácil estar atento a los vuelos, a cada detalle… Pese a ello, amo este trabajo. Dios me ha permitido combinar mis dos pasiones: la comunicación y la aviación”. Esto la hace feliz y la empuja a continuar el vuelo hacia la superación.

Olga, junto a un grupo de mujeres del sector de la aviación, realizaron el primer fly-in femenino.

Olga Pérez junto a los finalistas del proyecto "Quiero ser piloto". 

Una infancia entre libros

La dueña de esta historia tuvo una infancia que podría decirse normal en una familia dominicana. Nació en la capital, específicamente, en el sector Manganagua. Luego sus padres se divorciaron. A los siete años se mudaron a Herrera. Más tarde, su madre volvió a casarse. “Vengo de una familia de trabajo. Mi mamá siempre ha tenido colmado. Ella y mi padrastro eso es lo que han trabajado”. Olga ofrece estos datos haciendo ademanes con las manos que claramente expresan el orgullo que siente por sus raíces.

¿Cómo fuiste a parar en La Caleta? A esta pregunta de inmediato dio respuesta. “Mi mamá y mi padrastro compraron un terreno allá, hicieron una casa y nos mudamos. Aunque yo tenía familiares que llevaban tiempo viviendo ahí”. Esa cercanía con el aeropuerto fue la que la llevó a buscar empleo allí.

“Como te dije, nunca había pisado ese lugar. Los aviones yo sólo los veía por la ventana de la casa de mi mamá. No me había montado nunca en uno”. Se sonríe porque jamás imaginó que esa muchachita que siempre estudió en escuelas públicas porque sus padres no podían pagarle un centro de educación privado, llevaría sus sueños a volar tan alto.

No sabía que era en esa área que iba a tener el éxito que hoy tiene, pero estaba convencida de que iba a salir hacia delante. “Siempre me ha gustado leer. De hecho, yo aprendí a leer a los cinco años sin mi mamá saber de letras. Me gustaba ir donde un tío mío porque a su casa llevaban los periódicos y antes de que él se levantara, ya yo había leído las revistas infantiles y todo lo que me interesaba”. Luego fue ella quien ayudó a su mamá a realizar las tareas para alfabetizarse.

La dueña de esta historia no quiere perder la oportunidad de decir que, desde pequeña, siempre contó con el apoyo de su mamá. 

“Ella siempre ha sabido que me gusta estudiar y capacitarme. Le dije que quería estudiar inglés, lo hice; que me gustaba la guitarra, me la compró; cuando estaba en la universidad y detuve la carrera, se lo dije, bien asustada, sí, pero entendió cuando le expliqué que era para hacer el curso de controladora de aviación”. Ese apoyo sin duda, la ha ayudado a coleccionar conocimientos en todo lo que le gusta.

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