Historias de vida
Arisleyda Villalona: “El nombre de Condesa me lo puso mi abuelo Picho, no la farándula”
Contrario a lo que algunos creen, de que ese es su mote artístico, no es así. Desde pequeña, todos en su familia le dicen “Conde” luego del cariñoso “bautizo”. De esta forma, también se dio a conocer en los medios de comunicación la mujer que cursa su tercera carrera universitaria. Es mercadóloga, abogada y estudia Psicología.

Arisleyda Villalona más conocida como La Condesa
La cita para entrevistar a Arisleyda Villalona, a quien todos conocen como ‘Condesa’ estaba pautada para el martes ocho. Nadie podía imaginar que sería un día de duelo nacional. Ella fue prudente, y temprano preguntó si iba a posponerse. Hasta ese momento iban 13 fallecidos y aumentaba la angustia y el dolor entre familiares de las víctimas y la población.
Buscando tal vez una escapada a esas trágicas noticias, se le dijo que seguía en pie. Honró su compromiso y, pese al taponamiento del día, llegó a la cita, ataviada con una falda caqui plisada y una suera blanca, ceñida al cuerpo.
Andaba muy bien puesta, pero no quiso que la fotografiaran. El trágico día no la motivó a maquillarse para ello. “Yo mando fotos”. Lo dijo con cordialidad, dejando claro que en ese momento no estaba para eso.
Para lo que sí estuvo fue para contar su historia. Fue una forma de disimular el daño que a ambas hacía el desplome del Jet Set, donde tantas personas perdieron la vida. Había dolor. En ese momento no se sabía lo de Rubby Pérez, pero sí lo de tantas personas valiosas para el país.
¿Cómo fue tu niñez? Fue la primera pregunta que se le hizo para entrar en materia. “Si tú supieras que, a pesar de que vengo de una familia de escasos recursos, yo fui una niña feliz, crecí en una familia con valores, con amor y eso fue lo que me dieron en esa, y en todas las etapas de mi vida”. Trasladarse a esa época le sacó una sonrisa que mantuvo por un buen tiempo porque continuó hablando de esos momentos.

Arisleyda Villalona más conocida como Condesa
“Yo nací en Monte Cristi, pero a los tres años me llevaron a vivir a Santiago, residía en la Calle Cuarta del ensanche Libertad. No puedo olvidar esas vivencias, la comida rica de mi abuela, todo lo compartido. Yo era muy extrovertida, y buena estudiante. Ahhhh, pero era buena negociante también. Yo vendía calcomanías en la escuela para poder comprarme mi merienda”. Lo dice orgullosa porque ahí comenzó su pasión por las ventas.
Ya más grande, decide vender ropa interior con su hermana. “Después se me da la oportunidad de abrir una tienda en un centro comercial, y por ahí seguí negociando hasta el sol de hoy”. Conde, como le dicen algunas personas, además de seguir en los medios, trabaja en Bienes Raíces.
Eso sí, no es que dijo “esto me gusta, déjame hacerlo”. No. Estudió Mercadotecnia, en la Universidad Católica Madre y Maestra. En el año 2018 se graduó de abogada. Más adelante sabrán de su experiencia con esta carrera. Ahora mismo está estudiando Psicología.
“No pienso parar. Me está gustando mucho conocer el cerebro humano, y me interesa cada día más aprender sobre la salud mental”. Precisamente a aportar en este sentido se está dedicando a través de su programa: ‘Hablemos de Todo, sobre Salud Mental’. Antes de llegar aquí, tiene un largo camino recorrido en los medios. Uno de los que más la proyectó fue el Show del Mediodía.
¿De dónde nace tu apodo?
Antes de que siguiera dando datos sobre la importante labor que realiza en estos momentos en los que la población está atravesando por tantos trastornos de ansiedad, de depresión, entre otras, se le cuestionó acerca de su mote ‘La Condesa’ o simplemente ‘Condesa’. Su respuesta fue de gran sorpresa.
“Te cuento que ese apodo me lo puso mi abuelo Picho, cuando yo era bien chiquita, y toda mi familia me dice Conde, desde entonces. No me lo dio la farándula. Llegué a los medios con él”. Se sonríe y se acomoda el pelo en señal de la satisfacción porque por algo le pusieron así. No se dio bombo, como se dice en buen dominicano.
Tan pegajoso resultó que, no todo el mundo sabe que su verdadero nombre es Arisleyda Villalona. Ha tratado de honrarlo: “realizando un trabajo a la altura de lo que me enseñaron, sin perder el norte y los valores que me inculcaron. También aprendió en el seno familiar la importancia de hacer el bien sin mirar a quién”.
Tiene claro que lo hace una mano, no debe saberlo la otra y por eso, no detalló sus obras de bien social, aunque claro, lo que está haciendo por la salud mental, lo deja más explicado.
Lo que no olvida
“Una vez que, cuando fui a llevar a mis hijas al colegio, no sé cómo, pero la más pequeña que, para entonces, tenía dos años, se salió sin darme cuenta y por poco la atropello. Gracias a Dios que miré a tiempo, salí corriendo y hasta me fracturé el tobillo. Ha pasado micho tiempo de eso y cuando lo recuerdo, se me encoge el corazón”. Al parecer también la conmueve y sus ojos la delataron.
La Condesa y su hija se graduaron juntas de abogadas

Piensa que en la capacitación está todo lo necesario para, junto con la actitud, lograr avanzar y llegar a la meta deseada.
En la vida de Arisleyda Villalona, cariñosamente, Condesa, la familia tiene un lugar preponderante. Aunque en ocasiones ha sido blanco de críticas, como le pasa a muchos de los que trabajan en medios de comunicación, nunca le han podido quitar que lo buena madre que es, y lo entregada que es hacia sus seres queridos y hacia el prójimo.
A pesar de que se casó muy joven, desde que tuvo a su primera hija, hoy de 33 años, asumió su rol con responsabilidad y sin dejar de trabajar y prepararse. Luego llegaron otras dos que ahora tienen 30 y 27 años.
“Ellas son mi bendición. He tratado de realizar un trabajo honesto y de progreso para dejarles un buen legado a ellas y a la sociedad. Que me recuerden de forma sencilla: ‘A ella le gustaba ayudar al prójimo’, ‘ella siempre quería aportar con cosas productivas’, ‘a ella le dolía ver gente que no podía comprar ni una receta’, en fin, que sean cosas bonitas”. Lo menciona y su emoción puede advertirse en sus ojos.
Es débil con los envejecientes. Le fascina verlos bien, y le duele cuando los ve pasar trabajo. Eso sí, si está a su alcance va en su auxilio. “Pero trato de hacerlo con respeto para que no se me sientan mal, pero me encanta poder ayudar al necesitado, sobre todo, a esa población”. Su nobleza se deja sentir en la forma en cómo toca el tema.
Su segunda carrera la hizo con su hija
“En mi juventud”, se sonríe y prosigue contando: “Estudié Mercadeo, en la Universidad Católica de Santo Domingo. Aunque seguía capacitándome, no había pensado en hacer otra carrera hasta que se dio la oportunidad de inscribirme con mi hija a estudiar Derecho”. Muestra satisfacción.
Se inclina hacia atrás para dar esos detalles fascinantes que la llenan de orgullo, tanto por su hija como por ella misma. “Estábamos en la misma aula, teníamos todas las materias juntas, hacíamos las tareas juntas… A veces llegábamos juntas, otras ella primero o yo. Eso sí, si era yo que llegaba y veía que se acercaba la hora y no aparecía, la llamaba y le decía: ‘Ven ahora mismo, si no, voy, te busco’, pero ella llegaba”. No puede dejar de reírse.
Ambas sacaban buenas calificaciones, aunque, reconoce Condesa que, por ser ella extrovertida, una mujer que le gusta hablar y expresarse, había materias en las que le iba mejor por la exposición. “Mi hija, a pesar de que también es artista, es DJ, no es de mucho hablar, no le gusta, y por eso le llevaba la delantera en ese aspecto”. Claro, no estaban compitiendo. Se ayudan mutuamente.
¿Qué anécdota recuerdas? Esta pregunta se le hizo para conocer cómo era su diario vivir en la universidad. “Ufff, me reía porque ella me celaba, nadie se podía acercar mucho de mí, porque me decía: ‘¿Y ese hombre, por qué te mira así?, ¿por qué se te acerca?’ Yo le explicaba que eso no era nada, que no le diera importancia a esas cosas, pero no, ella se ponía bastante celosa”. En 2018 se graduaron juntas de abogadas, y para la dueña de esta historia es la experiencia más hermosa que ha vivido.
En a actualidad
Arisleyda cree en la capacitación y no se detiene en la búsqueda de conocimientos. Hoy día cursa su tercera carrera, Psicología, precisamente para tener las herramientas necesarias para seguir aportando a la salud mental. Cree en esos profesionales y ha buscado ayuda cuando la ha necesitado.
La motivación para estudiarla se la ha dado su decisión de hacer un programa que trata temas al respecto. Se llama ‘Hablemos de todo’, cuyo contenido base es la salud mental. Lo difunde por VTV, Canal 32, por su propio canal de YouTube, por Amazon, Apple y Spotify. Tiene un público que la sigue desde Argentina, México y Colombia. Piensa seguir expandiéndose.
Su programa lo comparte con el periodista Rafael Padilla, con quien, además, lidera las charlas sobre depresión. Juntos acaban de realizar la cuarta con especialistas de diferentes áreas de la salud mental. El año pasado la llevaron a España y, en esta oportunidad, hacen las gestiones para llevarla Francia.
Y, como vendedora, al fin, desde pequeña, esta es un área que la dueña de este relato no pasa por alto. A través de Condesa Luxury Properties, vende propiedades y se ha afianzado en el mercado.
Mensaje al relevo
A la mujer que lleva más de 20 años en los medios de comunicación, había que preguntarle sobre el comportamiento adoptado por algunas nuevas comunicadoras que utilizan términos inadecuados en los espacios en los que trabajan.
No es de polémica ni busca crearla, pero “entiendo que no es lo correcto, aunque creo que es una forma de ganar views o likes, y por supuesto, conservar su trabajo”. Lo expresa al tiempo de reconocer que son muchachas buenas y que conoce a muchas de ellas y que a veces utilizan esta forma como parte del ‘show’.
Condesa, sin embargo, no pierde la oportunidad de exhortar al relevo de hoy a prepararse siempre, porque los años pasan y las realidades cambian.