ENFOQUE

Un mundo distinto: primera parte

Los esquemas institucionales de la mayoría de los países fueron diseñados para responder a las necesidades de las sociedades industriales europeas, pero a medida que el mundo ha ido cambiando, estos modelos han quedado desfasados y resultan insuficientes para los retos del presente, al punto de poner en peligro la estabilidad social y política.

Inteligencia Artificial aplicada a la enseñanza escolar

Inteligencia Artificial aplicada a la enseñanza escolarFuente externa

Y es que países de todo el mundo, incluida la República Dominicana, tienen sistemas educativos, fiscales y de seguridad social que respondían a la realidad de la Europa industrial del siglo XIX, sobre todo de Alemania y Reino Unido, donde predominaba el trabajo formal y metódico en empresas de manufactura. Pero a medida que las sociedades fueron evolucionando, primero hacia una economía de servicios a la comunidad y luego hacia una economía de servicios globalizados con alta presencia de la tecnología, el diseño institucional se fue quedando en el pasado.

Veamos el caso del sistema educativo.

Si cerramos los ojos y pensamos en una escuela, vendría a nuestra mente la imagen de un pasillo con aulas llenas de estudiantes agrupados según su edad. Si imaginamos un aula por dentro, veríamos a los estudiantes sentados en filas, mirando a un docente que les pide que repitan un ejercicio o que memoricen un texto. Sin importar el interés del niño, a todos se les enseña lo mismo y de la misma forma, y sobre todo se les exige obediencia, disciplina y silencio.

Curiosamente, si mantenemos los ojos cerrados y pasamos a imaginar una factoría industrial, veríamos una imagen muy similar. Nos daríamos cuenta de líneas de producción donde hay grupos de personas organizadas en función del proceso estandarizado que están realizando, y donde en cada equipo todos sus integrantes hacen la misma tarea manual, repetitiva y predeterminada, siguiendo las instrucciones del gerente de línea. En todo caso, deben mantenerse en disciplina y en silencio.

Lejos de ser una coincidencia, esta similitud es el resultado histórico de haber expandido la educación en las primeras décadas del siglo XX, en pleno auge de la Revolución Industrial, donde las sociedades estaban pasando de un sistema feudal agrícola con poblaciones concentradas en la zona rural, a sociedades industriales en los centros urbanos.

En el paso del feudalismo a la industrialización, el sistema educativo público y gratuito ayudó a las economías europeas a cambiar el modelo económico, pues los futuros trabajadores habrían desarrollado desde niños el hábito de memorizar instrucciones y mantener el silencio. En las escuelas se formaban futuros trabajadores estandarizados para puestos de trabajo estandarizados.

Tal como describen Oded Galor y Omer Moav en su ensayo “Das Human-Kapital”, las reformas educativas fueron inicialmente promovidas por los grupos industriales en reacción a la creciente importancia del capital humano en sus procesos productivos.

No obstante, una economía post-industrial requiere de un modelo educativo flexible en donde cada persona pueda desarrollar su propia ruta de aprendizaje a lo largo de la vida, ya que periódicamente tendrán que reinventarse a medida que las dinámicas laborales vayan cambiando. Por ejemplo, hace cuarenta años se valoraba a las asistentes que eran buenas en taquigrafía, pero dichas secretarias luego tuvieron que aprender a manejar las máquinas de escribir, posteriormente se les requirió usar procesadores de texto en computadora (Microsoft Word) y en pocos años se les pedirá que usen ChatGPT.

Un esquema efectivo de aprendizaje a lo largo de la vida tiene como punto de inicio el desarrollo de competencias fundamentales como razonamiento lógico-matemático y comprensión lectora, pues son estas las habilidades que le facilita a las personas aprender y reaprender. No se puede aprender a programar si no se tiene una buena base matemática, y de poco vale acceder por Internet a un mundo de información si no se comprende lo que se lee.

De igual forma, es altamente necesario el desarrollo del pensamiento crítico y la creatividad. El primero permite navegar efectivamente un mundo con exceso de información, mientras que el segundo es clave para la innovación. En consecuencia, el sistema educativo debe enfatizar más el estudio de filosofía y de humanidades.

Por otro lado, cada vez serán más valoradas las habilidades socio-conductuales (conocidas como habilidades blandas), dígase aquellas competencias que nos permiten relacionarnos adecuadamente con los demás y con nosotros mismos. En el pasado el trabajo era individual, en la actualidad el trabajo es colaborativo. Anteriormente los empleados debían seguir órdenes estándar, actualmente deben satisfacer las necesidades de los clientes.

De hecho, si hay algo que las máquinas difícilmente podrán realizar es conectar emocionalmente con las personas, y esa conexión humana es de vital importancia en actividades productivas como turismo, recreación y servicios profesionales.

Transformar el sistema educativo requiere cambiar la mentalidad de funcionarios, directivos y docentes. La educación debería ayudar a que cada estudiante desarrolle la mejor versión de sí mismo, respetando sus intereses, capacidades y modos de aprendizaje. Educar no solo para el trabajo, sino para la vida.

En conclusión, a medida que entramos en la era de la inteligencia artificial, transformar el sistema se hace impostergable. En este artículo se trató el tema educativo, en el próximo se verá un reto similar en el sistema de seguridad social.