QUO VADIS

El embajador “pintoresco”

Nuestra historia diplomática tiene muchos episodios pintorescos, ocurridos a algunos de nuestros representantes en sus lugares de destino.

Rafael Leónidas Trujillo llegó al poder tras prácticamente forzar la renuncia de Horacio Vásquez en 1930. En ese mismo año se realizaron unas elecciones, en las que Trujillo ganó la Presidencia de la República.

Meses más tarde de asumir la primera magistratura, designa comosu primer embajador en Madrid, España, a un ilustre ciudadano, cuyos colegas le apodaban "el pintoresco", quien más tarde llegaría a ser Ministro de Relaciones Exteriores.

Su gestión en Madrid, como primer embajador de la dictadura, fue muy positiva, logrando importantes acuerdos.

Un día el Embajador amanece muy enfermo y se dirige a uno de los más prestigiosos hospitales españoles para ser atendido por el director médico del mismo.

Llega al hospital un poco descompuesto, ya que tenía dolor abdominal, labios morados, dolor toráxico, confusión y vértigo. El embajador iba empeorando su condición hasta llegar al desmayo.

El equipo médico realizó cuantos análisis fueron necesarios, pues presumían que podría tratarse de un infarto o un ACV, disponiendo de todos los medios posibles para la época. Pero todos los parámetros y valores estaban correctos, y no sabían que más pruebas hacerle.

En ese tiempo se iniciaban las pruebas toxicológicas, estamos hablando de 1933, por lo que acudieron a la misma buscando algún elemento que pudiera causarle tal condición.

Esta prueba dio positiva a arsénico, plomo y mercurio. Sin nadie saber cómo había ingerido esos tóxicos elementos químicos.

El médico se quedó mirando al paciente detenidamente y se da cuenta de que tiene una frondosa cabellera y unos espesos bigotes, los cuales a pesar de su edad estaban totalmente negros. Se notaba que el embajador utilizaba tintes para disimular las canas.

En aquellos años se utilizaba para teñir un tinte llamado “negro eterno”, pero que a su vez era un poderoso veneno utilizado por muchos para el suicidio.

El galeno le pregunta al diplomático que si él comía caldos, teniendo una respuesta afirmativa. Entonces, le hace una segunda pregunta: ¿Cómo usted se bebe la sopa? El embajador le explicó que con una cuchara, pero que al final cuando queda poca toma el pozuelo y se lo lleva a la boca.

El medico echa una carcajada y le dice al paciente: “problema resuelto”. El embajador se estaba auto envenenando, ya que cada vez que la sopa mojaba sus bigotes, se transfería una pequeña porción del veneno del tinte.

Luego de determinar las causas de la enfermedad, se le aconsejó afeitarse los bigotes, dejar de usar esos tintes o no comer sopas desde el pozuelo, sino solo con cucharas.

Por poco se suicida sin saber que era el tinte que se daba. Por eso era que los colegas diplomáticos le apodaron “el pintoresco”. Cosas veredes de nuestra historia diplomática.