PUNTO DE MIRA

Abinader desperdició tres años de gobierno

Con un pálido anuncio grabado el presidente Luis Abinader expresó su decisión de repostularse, algo que no sorprendió ni a nadie y solo sirvió para acentuar la falta de fe en la palabra de un dirigente que pasó años repudiando la reelección y hasta se declaró peñagomista, lo que nunca fue.

Al pasar revista a sus tres años de gobierno la pregunta brota sola: ¿para qué cuatro años más?

En su andariego estilo el mandatario hizo más de dos mil promesas y el 80 por ciento de ellas se quedaron en el aire. En cada provincia hay una lista de incumplidas ofertas que en mayo sacarán la cara.

Abinader tiene varias marcas personales de un mal ejercicio presidencial: ha tomado más dinero prestado que todos los gobiernos juntos desde 1844 hasta el 2020; es el mandatario que menos ha invertido en obras públicas; el único presidente en el mundo que toma prestado para guardar el dinero; el único país cuyos estudiantes reciben clases y el almuerzo sentados en el piso; un administración que recibió servicio públicos en excelentes condiciones y los ha desaparecido, eso lo sabe el pueblo, la lista es mucho más larga, pero cansa su enumeración.

Un presidente inaugura obras o termina las del pasado, pero Abinader gastó tres años en prometer sin nada hacer. Todo su ejercicio ha sido para favorecer amistades entregando recursos públicos.

Para evaluar a Abinader basta con comparar los precios de los alimentos y comprobar que el plato de comida está por las nubes o visitar los hospitales públicos donde falta de todo.

Nada hay que hablar del precio de los combustibles, la falta de agua en los barrios, la elevada facturación eléctrica que cobra hasta los sistemáticos y prolongados apagones, algo que había desaparecido.

Este gobierno ha sido de tal retroceso que la delincuencia se ha fortalecido mientras la inseguridad se adueña de los barrios.

Abinader no tiene una obra de gobierno y aun así quiere seguir porque cree que gastando miles de millones de pesos en publicidad para comprar voces o tapar ojos de periodistas cambiará la realidad.

Esta probado que el dinero no compra conciencias, los que se venden carecen de ella.

Ya falta menos para mayo.