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Guido y el reto del PRM (¿)

El frente opositor recién integrado por los partidos FP, PRD y PLD, empujado por las circunstancias políticas y la realidad de una fuerte presión de las bases hacia la cúpula dirigencial, sin dudas ha cambiado el panorama electoral con miras al 2024.

Torpedear o restarle importancia a una coincidencia electoral que parecía imposible, sería un grave error que solo pondría en evidencia debilidades y hasta posibles miedos de los auspiciadores. Hay que aterrizar y recordar que Abinader y el PRM ganaron en el 2020 porque el PLD se dividió y el sector hoy en el poder fue en alianza parcial con Leonel Fernández y su Fuerza del Pueblo.

Con ese apoyo, y el de todo el que se unió a la ola del cambio proyectado para sacar del poder lo que había, se logró hacer la mayoría necesaria, que el PRM no tenía en ese momento.

Es, en repetición de la historia, la mayoría que busca garantizar el esfuerzo de compactación de partidos, movimientos y sectores sociales diversos que ya presentó credenciales. Guido Gómez, a quien los que controlan el PRM no deben ver como contrario, sino como” cuña del mismo palo” al que deben respetarle su espacio, hace una observación sobre la que los estrategas del proyecto de reelección, con el presidente Abinader a la cabeza, deben reflexionar y sacarle provecho. Veamos: “Es evidente que nosotros como partido político, frente a las propuestas del 2024, corremos un riesgo, y es que, sino no somos capaces de entender que esas fuerzas unificadas hacen el torno electoral del 24 competitivo, y nos cruzamos de brazos; y en un gesto de narcisismo electoral creemos que tenemos todas las posibilidades de ganar, estamos equivocados”. Y no sería raro, porque mucho antes, y en los 12 años de Balaguer, en 4 de Hipólito y en 8 de Danilo, hubo gente que se equivocó y creyó que el poder era eterno y que desde el mismo todo era posible (¿). La realidad se impuso, pero la democracia sufrió y la institucionalidad y la paz social fueron puestas en ascuas.

Mientras, del acuerdo FP-PRD-PLD resaltan tres aspectos: Anticipa un congreso plural; da la idea de que Leonel es el candidato del bloque y cesan las críticas moradas hacia éste. Ya tirado al ruedo, Abinader deberá hilar fino para evitar errores mayores. Hizo bien al calificar de “positiva” la alianza, no así al ir ahora a una misa a Hatuey, símbolo del PRD, en el local del PRSD (con letrero de “no reelección” al frente), a 7 años de su muerte, lo que no se hizo a los 6, a los 5 ni en los demás años. Por demás, fue equivocado hablar de división o de crisis en el PRD, por tres o cuatro aventureros ya con un tiempo fuera del Partido y que vienen trabajando o están cerca del PRM - gobierno.