Atropello

El bochornoso e inexcusable apresamiento del médico Wazar Gómez mientras protestaba contra la política sanitaria gubernamental de una manera pacífica e inofensiva con una pancarta por las calles de Ocoa, deja varias lecturas donde la principal es la intolerancia de quien o quienes fueron los responsables, tanto de la acción como del abordaje. Y es que independientemente al historial revoltoso de Gómez, nada justifica lo sucedido, por demás de forma burda y abusiva, porque el galeno estaba ejerciendo un derecho ciudadano. Algo que sin lugar a dudas ratifica la necesidad de fortalecer el proceso de reforma policial que desarrolla el gobierno para cambiar mentalidades y métodos.

El atropello provocó la reacción del presidente de la República quien, al ver las imágenes colgadas en las redes, dispuso, desde su condición de autoridad suprema de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, la liberación inmediata del detenido y una investigación del hecho, aunque, como ya había sido presentado al Ministerio Público, la salida se produjo por esa vía. Luis Abinader, quien a diferencia de algunos de sus funcionarios, es un hombre flexible y tolerante -hasta más de lo comprensible- , envía un necesario mensaje de cómo debe ser el comportamiento ante este tipo de situaciones, pero sobretodo de las cosas que no está en disposición de tolerar. Otra lectura es que el mandatario está pendiente a todo lo que pasa en las redes… Lo acontecido también sirvió para reafirmar la utilidad de la tecnología en manos del ciudadano, donde con un celular ya cada quien es tanto un reportero como un medio para evitar que este tipo de desaciertos, como en otrora, pasen desapercibidos e impunes.

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