La partidocracia no es el país

Recientemente, un diputado decía que el Congreso que viene es peor del que se va en términos del número de diputados conservadores o incluso reaccionarios.

Tal dicho casi seguro será una realidad, y pudiera generar un sentimiento tenebroso de desesperanza entre la gente.

Pero es claro que esa clase política que ocupa hoy curules, ministerios o alcaldías, no representa al país, ni en su composición socioeconómica, ni en sus intereses o visiones ideológicas.

Es parte de la gran distorsión que ha generado la partidocracia (gobierno de los partidos, por y para ellos), la cual legisla para salvaguardar sus propios intereses.

El proyecto de nuevo código penal es una muestra: abusos históricos en perjuicio de poblaciones vulnerables continuarán bajo el manto -ahora incluso mayor- de la protección y la impunidad legal.

Hay razones para luchar, y la gente cada día está más consciente de los abusos. Solo queda organizarnos.

El cómo es la gran pregunta.