SIN PAÑOS TIBIOS

Comenzó Medio Ambiente a moler

El pasado lunes 23, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MIMARENA) informaba que durante los primeros 30 días de gestión de su actual titular –Paíno Henríquez–, había dado respuesta a “más de cinco centenares de solicitudes de permisos ambientales” y que el monto consolidado de los presupuestos de inversión de dichos proyectos totalizaba RD$108,164,770,920 millones, “en inversiones, distribuidos en los sectores turismo, construcción, inmobiliario, energías renovables, zona franca, agroindustria, entre otros”.

En desglose de los registros del Viceministerio de Gestión Ambiental señalaba que “los expedientes que concluyeron su proceso de evaluación ambiental por la entidad rectora del medioambiente fueron 613, detallados con 4 licencias ambientales (categoría A); 31 permisos ambientales (categoría B); 198 constancias ambientales (categoría C); 204 certificados de impacto mínimo (CRIM), que están dentro de la categoría D; 74 que no requerían autorización, 47 cerrados y 55 renovaciones”.

Asimismo, en el mismo periodo “la institución emitió 49 Términos de Referencia (TDR) de proyectos que se ejecutarán con un costo de inversión proyectado de RD$47,289,128,758”.

La aprobación de más de 500 proyectos es motivo de reconocimiento, pero es también un llamado de atención acerca de la importancia de deberse a los procesos y, sobre todo, a sus tiempos reglados. Los ejes vertebrales de la gestión del Estado no deben ser sólo la honestidad y la transparencia, también la celeridad y la eficiencia. En los últimos años, sectores inmobiliarios, hoteleros, industriales, etc., venían externando quejas acerca de la parálisis sistémica que, en materia de permisología, afectaba al ministerio.

Aunque agua pasada va río abajo, es bueno desde la balaustrada del puente de la historia reflexionar en torno a si era necesario construir una realidad discursiva alternativa y oponerla a la propia realidad material que se constataba en los hechos. Hechos por demás negados en una dinámica orwelliana que queda al descubierto con la aprobación de más de 500 proyectos en 30 días, que sólo viene a confirmar que, en ausencia de una capacidad real de agotar en ese tiempo los cronogramas procesales, lo que queda es la presunción de que los mismos habían agotado casi todos los niveles, y que, o bien estaban “a tiro de hit”; rezagados en gavetas o despachos, sabe Dios por cuáles razones; o faltaba voluntad política.

Para el presupuesto 2024 la totalidad de gastos de capital en construcciones del Estado dominicano asciende a RD$75,184, 144.56. Es decir, que con la aprobación de dichos proyectos, el sector privado ingresará (diferido) a la economía el 144%% de la inversión pública total, con todo el efecto multiplicador y dinamizador que eso conlleva.

En la medida que MIMARENA agilice los procesos, sin desmedro de su obligación de garantizar la protección de los ecosistemas y velar por la sostenibilidad ambiental de los mismos, podrá el sector privado contribuir a más inversión en proyectos de desarrollo, creación de empleo y generación de riquezas… y el ministro Paíno Henríquez sabe que ambas posiciones se complementan, y trabaja en ello.