Desde mi pluma

Rescate improbable

Resulta ya muy difícil contar todas las oportunidades en las que el gobierno de República Dominicana ha hablado ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la crisis que atraviesa la vecina nación Haití. En esta ocasión, el presidente Luis Abinader volvió a pronunciarse al respecto durante su discurso en la 79ª sesión de su Asamblea General.

Otra vez, recalcamos ante el mundo que no existe solución dominicana para el problema haitiano. Otra vez, expresamos todo lo que como país hermano hacemos por Haití.

Sí, es injusto pedirle a otros países sacar a Haití de la inmundicia, el descontrol y la anarquía en la que se encuentra sumergida desde los últimos años. Pero es más que injusto e incluso abusivo, que la comunidad internacional pretenda que sea República Dominicana la salvación.

No se le puede exigir a nuestro país salvar a Haití, cuando pese a no tener ni un solo problema básico resuelto en su propio Estado, ha asumido la educación de cientos de miles de estudiantes haitianos, cuando más del 12% de las atenciones médicas en hospitales públicos corresponden a haitianos, sin importar su condición de legalidad o ilegalidad, cuando la migración se sale cada vez más de las manos, o cuando ahora, más que nunca, el peligro de las bandas haitianas acecha nuestras fronteras.

República Dominicana ha demostrado una y otra vez su compromiso y solidaridad con Haití, a pesar de sus propias limitaciones y desafíos internos. Hemos hecho mucho, y puede que lo sigamos haciendo, pero no podemos permitírnoslo, no estamos en capacidad. Es por esta razón, que se aplaude cada oportunidad en la que se pueda alzar la voz sobre el tema en escenarios internacionales.

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