El retiro de la pieza
La decisión de retirar el proyecto de Modernización Fiscal que hace dos semanas había introducido al Congreso el Poder Ejecutivo tiene muchas lecturas donde la principal ha sido la doble valentía del presidente Luis Abinader.
Dar cumplimiento a una necesaria reforma tributaria que había sido postergada por los mismos que la propusieron a través de la Ley 1-12 y además se comprometieron a realizarla en sus promesas de campaña hace unos meses, definitivamente fue un acción valiente y coherente.
Pero tener la nobleza de admitir que la iniciativa -muy mal manejada por los funcionarios responsables de llevarla a cabo y cuyo proceso lo empezaron por el final- estaba siendo rechazada por la población, es todavía un acto más resaltable para un mandatario que ha demostrado tener humildad de ser flexible y tolerante aún teniendo todo el poder para actuar en contrario.
Un capítulo que también mostró la fortaleza democrática de la ciudadanía que expresó cívicamente su inconformidad y de una Cámara de Diputados que abrió sus puertas para que todos se expresaran.
Sin embargo, el retiro de la reforma fiscal no resuelve el déficit. Los más de 122 mil millones de pesos que la pieza buscaba recaudar para equilibrar el faltante y hacer frente a las obligaciones siguen necesitándose por lo que el gobierno debe abocarse a una cruzada contra la evasión, cuyo porcentaje sabemos que es bastante alto.
Hoy todos aplauden el desistimiento, pero en el lapso del 7 al 19 de este mes, donde era verdaderamente necesario el apoyo, las ausencias (de adentro y fuera) estuvieron presentes. Una experiencia que sin dudas servirá para que Abinader compruebe quiénes son y donde están sus verdaderos amigos.