VIVENCIAS

Vagancia y estatus social

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indicó que República Dominicana es uno de los países que ha estado creciendo más en la región de América Latina y el Caribe. Además, el Banco Central ha declarado que la economía ha crecido un 5.1% entre enero-agosto de 2024.

Si calculamos la gran afluencia de público a los sitios de diversión y espectáculos, como el caso de los restaurantes a casa llena todos los días y a cualquier hora, confirma que el “país va por el camino correcto”.

En otro plano, pareciera que en el país solo se piensa en ser, en tener, en vivir para sí, “dándole al cuerpo alegría Macarena, y que el cuerpo es pa' darle alegría y cosa buena”.

Vemos, como el ocio va de la mano con la ingente bonanza económica, dando paso a una patología de la vagancia, que hace recordar la Ley del Senado Consultor Núm. 393 de 1855 sobre la vagancia que consideraba la ociosidad como fuente de todos los vicios.

Dicha ley contemplaba estos casos: el padre o hijo de familia que no tiene más ejercicio que el juego y tiene compañías de mala reputación; el que pública y habitualmente se entrega a la embriaguez; el hijo de familia que abandona el ejercicio y carrera a que lo han destinado sus padres, faltándole a1 respeto y obediencia; el que teniendo un oficio lo abandona o no lo ejerce la mayor parte del año; el casado que, sin evidente motivo, da mala vida a su mujer, abandona su familia y vive en paseos y diversiones, y no se ocupa constantemente de trabajar.