enfoque
¿Estás cuidando tu salud mental?
En un mundo donde el ruido de la productividad, los desafíos globales y las tensiones sociales se multiplican, la salud mental se ha convertido en uno de los temas más discutidos y, paradójicamente, más desatendidos. Aunque los debates públicos han resaltado su importancia para el bienestar de las sociedades, surge una pregunta clave que debemos hacernos: ¿estamos realmente cuidando nuestra salud mental?
La salud mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar en el que cada persona puede reconocer sus capacidades, afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar productivamente y contribuir activamente a su comunidad. Este enfoque subraya que la salud mental es un componente central de nuestra calidad de vida y que su cuidado no puede ser postergado ni minimizado.
Es necesario resaltar, que este bienestar puede verse afectado por una compleja interacción de factores. Desde lo biológico, condiciones genéticas y desequilibrios químicos en el cerebro predisponen a ciertos trastornos. En el ámbito psicológico, experiencias traumáticas, abuso o estrés prolongado afectan profundamente el bienestar emocional. En el plano social, problemas como la pobreza, el desempleo, las redes de apoyo insuficientes o el impacto de políticas deficientes aumentan la vulnerabilidad de las personas. Además, los desastres naturales, la incertidumbre frente a conflictos globales y fenómenos como el cambio climático generan un estrés colectivo que erosiona la salud mental de las comunidades.
En la vida cotidiana, el deterioro de la salud mental se manifiesta de maneras tanto evidentes como sutiles. Relaciones conflictivas, tensiones constantes en la comunicación con colegas, amigos o familiares, y el descuido de aspectos esenciales como el sueño, la alimentación o la higiene personal son señales de alerta. También encontramos comportamientos como una autoexigencia desmedida, el hábito de hablar negativamente de los demás, sentimientos de envidia sin razón aparente o una irritabilidad persistente ante el bienestar ajeno. Estas actitudes, aunque comúnmente normalizadas, reflejan tensiones internas que merecen atención.
De igual forma, ciertos patrones de pensamiento, como creer que podemos con todo sin descanso, asumir la hiperproductividad como un ideal inalcanzable o sentir que “todos están en nuestra contra”, son indicadores de que la salud mental está en riesgo. Estas percepciones, lejos de ser inofensivas, pueden profundizar el malestar psicológico y afectar gravemente nuestra capacidad para disfrutar de la vida.
Sin embargo, la buena noticia es que la salud mental puede fortalecerse. Fomentar relaciones interpersonales basadas en la comunicación abierta y el entendimiento mutuo es un primer paso para construir redes de apoyo sólidas; incorporar hábitos saludables, como una dieta balanceada, actividad física regular y un sueño reparador, contribuyen significativamente al bienestar emocional. Además, aprender a establecer límites, practicar la autocompasión y reducir la autoexigencia son herramientas esenciales para encontrar el equilibrio.
Cuidar la salud mental no es solo una responsabilidad individual; los gobiernos deben implementar políticas públicas que garanticen acceso a servicios de salud mental de calidad y promuevan entornos sociales seguros y equitativos. Los empleadores deben comprometerse a generar espacios laborales que reduzcan el estrés y fomenten el bienestar de sus colaboradores; las familias, como núcleo de apoyo, deben trabajar en la comunicación abierta y la empatía, detectando señales de alerta y brindando acompañamiento oportuno.
La salud mental es, en última instancia, una responsabilidad compartida. Cuando cada uno de nosotros –individuos, familias, instituciones y estados– asume su rol en este cuidado, no solo fortalecemos nuestro bienestar personal, sino que también construimos comunidades más empáticas, resilientes y solidarias.
Entonces, ¿qué estás haciendo hoy para cuidar tu salud mental y la de quienes te rodean? La respuesta a esta pregunta puede ser el comienzo de un cambio profundo, no solo para tu vida, sino para el tejido social que compartimos. En tiempos de desafíos, priorizar el bienestar emocional es una decisión transformadora que nos acerca a una sociedad más equilibrada, justa y saludable.
El autor es profesor, Investigador y director del Laboratorio Emociones, Salud y Ciberpsicología de PUCMM.