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Joaquín Balaguer, un referente en la gestión pública

La historia reciente de la República Dominicana está marcada por figuras trascendentales, y entre ellas destaca el presidente Joaquín Balaguer. Durante sus 22 años de gobierno (1966-1978 y 1986-1996), se consolidó como un referente en la gestión pública, gracias a su enfoque en la infraestructura, el desarrollo rural, y la disciplina fiscal. Este artículo repasa su legado, caracterizado por un manejo austero de los recursos y una visión de progreso que aún impacta al país.

Presupuestos equilibrados: Su filosofía administrativa

Uno de los aspectos más sobresalientes de los gobiernos de Balaguer fue su compromiso con la estabilidad financiera del país. A diferencia de las administraciones actuales, nunca presentó un presupuesto deficitario. Cada obra emprendida estaba respaldada por ingresos reales, evitando el endeudamiento excesivo y priorizando inversiones productivas. Esta filosofía permitió financiar grandes proyectos sin comprometer la sostenibilidad económica del país.

Balaguer entendía que el desarrollo no debía hipotecar el futuro de la nación, y su modelo de gestión lo demostró. Mientras hoy el Congreso aprueba préstamos semanalmente, él logró realizar grandes obras con recursos bien administrados.

Más de 30 presas: Un legado hídrico sin precedentes

Joaquín Balaguer transformó la República Dominicana con la construcción de más de 30 presas, esenciales para el control de inundaciones, la generación eléctrica, y el riego agrícola. Entre las más destacadas se encuentran:

• Presa de Valdesia

• Presa de Hatillo (la más grande del país)

• Presa de Jigüey

• Presa de Sabana Yegua

• Presa de Tavera-Bao

• Presa de López-Angostura

Estas infraestructuras impulsaron el desarrollo económico en todo el territorio, asegurando el acceso al agua en zonas antes desatendidas.

Canales de riego: Progreso para el sur y otras regiones

Balaguer también promovió la construcción de más de 2,000 kilómetros de canales de riego, beneficiando directamente al sector agrícola. Obras como el Canal Marcos A. Cabral, en la provincia de Peravia, transformaron la productividad de cultivos como plátanos y tomates. En el Valle de San Juan, el Canal Ysura llevó esperanza a comunidades que dependían de la agricultura para su sustento. Estos canales, junto a los sistemas de riego del Bajo Yuna y Nizao-Najayo, convirtieron terrenos áridos en fuentes de riqueza y empleo.

Infraestructura vial: Conexión y desarrollo

La construcción de carreteras y autopistas fue otro pilar de su gobierno. Obras como la Autopista Duarte, la carretera Sánchez y el puente Juan Pablo Duarte unieron comunidades y facilitaron el comercio. Además, la atención a caminos vecinales y carreteras rurales permitió que las zonas más remotas se conectaran con los principales polos económicos.

Obras emblemáticas en el sur del país

Consciente de las desigualdades regionales, Balaguer dedicó especial atención al sur, una de las zonas más vulnerables del país. Entre sus principales aportes destacan:

1. Electrificación rural: Amplió la red eléctrica a comunidades aisladas.

2. Viviendas para los pobres: Proyectos habitacionales en Pedernales, Barahona, Neyba y muchas provincias mas ofrecieron soluciones dignas a miles de familias.

3. Carreteras estratégicas: Conectaron regiones productivas con los principales mercados, fomentando el desarrollo rural.

Cultura, educación y salud: Un compromiso integral

Balaguer no solo se enfocó en la infraestructura física; también fortaleció el acceso a servicios esenciales. En educación, construyó cientos de escuelas y liceos, especialmente en áreas rurales. En salud, amplió la red hospitalaria con centros especializados como la plaza de la salud y unidades de atención primaria. Además, fomentó la cultura con obras como el Teatro Nacional, el Palacio de Bellas Artes y el Museo del Hombre Dominicano.

El modelo Balaguerista: Una lección para el presente

El legado de Joaquín Balaguer no se limita a las obras que dejó, sino a la manera en que las gestionó. Su disciplina fiscal, su enfoque en la inversión productiva y su visión a largo plazo lo convierten en un referente en la gestión pública. Mientras el país enfrenta un crecimiento alarmante de la deuda pública y una constante aprobación de préstamos, su ejemplo resalta como una alternativa para el manejo responsable de los recursos.

El modelo Balaguerista demostró que es posible construir un país equilibrado, sin comprometer la estabilidad financiera, y dejando un impacto duradero en el bienestar de los dominicanos. ¿Será posible retomar esa visión en los tiempos actuales?

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