Como las neveras nuevas

El 30 de octubre, Donald Trump le dijo al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, que quería un cese al fuego antes de su toma de posesión. El 19 de noviembre, el presidente Joe Biden ordenó vetar una resolución de las Naciones Unidas que llamó a un cese al fuego entre Israel y Hamas. En enero cuatro, Biden anunció el envío de otros $8,000 millones en asistencia militar a Israel para la guerra.

Trump reiteró su llamado al cese al fuego antes de su toma de posesión, el lunes 20, e inmediatamente Biden y colaboradores de Trump, iniciaron las negociaciones. Trabajaron juntos, el miércoles hubo un acuerdo de paz, e inmediatamente las partes retornaron a su “posición anterior” de confrontación, disputándose los créditos por el logro alcanzado.

El acuerdo inicia el domingo, un día antes de que Trump asuma el gobierno, él pidió exactamente eso. Y no esperó un anuncio oficial de la Casa Blanca, él hizo el anuncio en su medio True Social: “Este Épico acuerdo de cese al fuego solo ha podido pasar como resultado de nuestra victoria histórica en noviembre”, dijo.

Los reporteros le preguntaron a Biden quién tenía crédito por el acuerdo, y respondió ¿“Es un chiste eso”? Claramente Biden estuvo opuesto al cese al fuego durante 15 meses, se apresuró a participar en las negociaciones para llevarse eso como algún crédito de su administración. Es un legado contradictorio, hace una semana envió $8,000 millones para alimentar la guerra, luego negocia la paz.

Trump, con el nuevo acuerdo, ahora tiene eso “resuelto”, claro si la cuestión funciona, y puede dedicarse a otras cosas, como a negociar la paz en Ucrania. El presidente electo iniciará su mandato como Ronald Reagan en 1981, quien al tomar posesión resolvió el impase del secuestro de la embajada estadounidense en Teherán, Irán.

Estos dos abuelos, Biden es bisabuelo, están absolutamente deshumanizados, actúan por tomar ventajas políticas, no detener la masacre. La usan para satisfacer sus egos, son seres fríos y vacíos, como las neveras nuevas.