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Duarte y la crisis de valores en la sociedad dominicana

Al cumplirse 212 años del nacimiento del ideólogo de la independencia dominicana, nos encontramos con una sociedad sumida en el caos, muy distante de los principios que él y sus colaboradores plasmaron a lo largo del tiempo.

Somos rápidos para juzgar, a menudo sin argumentos o con fundamentos débiles. Como sociedad, hemos fallado en honrar el pensamiento y comportamiento ético del padre de la patria. Hemos dejado de lado los valores que nos unían como dominicanos: la libertad, la identidad nacional, el patriotismo y las buenas costumbres. Estamos en una involución social que, tarde o temprano, traerá consecuencias fatales, afectándonos a todos.

Sin embargo, el pensamiento de Duarte siempre estuvo acompañado de esperanza. Así lo expresó cuando dijo: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.”

¿Qué nos pasa como sociedad?

La crisis que enfrenta la sociedad dominicana hoy no es económica ni meramente política. Es, ante todo, una crisis moral, una decadencia en los valores fundamentales del comportamiento humano. Muchos creen que el desarrollo del país se mide por el PIB, por las imponentes edificaciones en la capital o por las inversiones extranjeras.

Pero el verdadero crecimiento de una nación se refleja en la educación vial, en el comportamiento cívico y patriótico de su ciudadanía. Nos hemos alejado del pensamiento progresista de Juan Pablo Duarte y hemos abrazado una cultura de descomposición promovida por las redes sociales. En lugar de ser espacios para el debate intelectual, estas plataformas han sido tomadas por el morbo, priorizando los “me gusta” sobre el pensamiento crítico.

¿En qué influyen los influencers?

De manera preocupante, muchos han convertido su influencia en un medio para satisfacer intereses económicos, sin aportar al bienestar colectivo. Debemos recordar a quienes forjaron esta nación y el precio que pagaron por nuestra libertad. No podemos olvidar los ultrajes y sacrificios que sufrieron para que hoy podamos vivir en un país soberano. Es momento de despertar y fortalecer nuestro patriotismo antes de que las redes sociales irresponsables terminen por absorbernos. Debemos ser enérgicos y evitar que la trivialidad y el sensacionalismo se conviertan en obstáculos para el crecimiento de nuestra sociedad en valores éticos y patrióticos.

¿Cómo abordar la crisis social?

La mayoría de la sociedad, aquella que aún conserva el sentido común y la responsabilidad, debe levantarse y trabajar en la recuperación de los valores que nos definían como un pueblo ejemplar. Es urgente formar individuos que no se dejen dominar por la avaricia y el afán desmedido de lucro.

La avaricia es la peor de las enfermedades, el cáncer social más cruel y despiadado que padece la humanidad.

Nos enfrentamos a un desafío moral. Es tiempo de que los hombres y mujeres de buena voluntad, sin importar afiliaciones políticas, se unan para rescatar los valores que nos distinguen como nación. Solo así podremos honrar el legado de Duarte y construir un país digno de su visión.