VIVENCIAS
Cuaresma y “gatopardismo”
El Gatopardo una película italiana de 1963 dirigida por Luchino Visconti, basada en la novela homónima de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, ambientada durante el Risorgimento, contó con un elenco internacional, Burt Lancaster, Alain Delon y Claudia Cardinale.
Ahora Netflix ha incorporado una nueva adaptación de la obra, que busca ofrecer una interpretación visual de los temas centrales del libro, con un enfoque renovado sobre el fin de una era.
El título El Gatopardo hace referencia a un felino moteado, simbolizando la adaptación a nuevas realidades. La novela se centra en el príncipe de Salina, un aristócrata siciliano que ve amenazado su mundo y clase social por los cambios políticos y sociales de la unificación italiana en el siglo XIX.
El concepto de El Gatopardo está ligado a la idea, que, aunque se busquen cambios superficiales, las estructuras subyacentes permanecen inalteradas, como el felino, que parece cambiar de apariencia, sin una transformación real, resaltando, el contraste entre el deseo de cambio y la inevitabilidad de conservar ciertas costumbres y estructuras.
Esto se vincula con la Cuaresma, tiempo de cambio auténtico y profundo, que al igual que el príncipe de Salina, muchos solo pueden cambiar las apariencias. La Cuaresma llama a una conversión genuina que toque nuestras acciones, el corazón y la relación con Dios.
La Cuaresma, desafía a no caer en el "gatopardismo" espiritual: cambiar para seguir igual. Tiempo para renovar nuestra fe, superar la superficialidad y vivir una transformación auténtica que nos acerque a la voluntad divina. La conversión que nos pide la Iglesia durante estos 40 días nos llevará a vivir de manera más coherente los valores del Evangelio.