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Padres, adolescentes y sexualidad

En los tiempos actuales tenemos más padres informados en torno a la sexualidad; sin embargo, no tenemos la garantía de que se estén acompañando a los adolescentes y jóvenes en torno a la educación sexual.

La adolescencia es una etapa del desarrollo en la que se viven cambios y descubrimientos significativos que repercutirán en las etapas subsiguientes del ciclo vital humano. La sexualidad es un criterio fundamental para la comprensión de los cambios por los que se transitan. Una orientación sexual integral oportuna siempre será un factor de protección.

Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los adolescentes y jóvenes juegan un papel importante en cualquier sociedad. En la región de Latinoamérica y el Caribe, representan el 30% de la población. Allanar el camino desde temprano para prepararlos a recibir los cambios a nivel físico, mental, social, cultural y espiritual resulta ser un facilitador. En la antigua Grecia se educaba a los adolescentes a través de la paideia, que era un proceso integral donde se formaban a los jóvenes en cuerpo y espíritu. Esta educación no siempre estaba liderada por los padres.

Los jóvenes necesitan recibir informaciones precisas y objetivas sobre sexualidad, los cambios fisiológicos que viven en relación a los demás, los conflictos emocionales y las demandas de la sociedad sobre lo que se espera de ellos.

Los padres tienen la responsabilidad de educar respecto a la sexualidad de forma clara, oportuna y anticipada. La sexualidad no solo se limita a la biología o reproducción; por el contrario, abarca muchos aspectos concernientes a relaciones interpersonales, salud integral y toma de decisiones. Algunos pueden pensar que los adolescentes no necesitan informaciones sobre el tema; sin embargo, las estadísticas muestran que es necesario prevenir conductas de riesgos; entre ellas, las que tienen que ver con embarazos, puesto que los embarazos en adolescentes representan el 19% del total (ONE 2023); también, el consumo de sustancias y los accidentes automovilísticos, que representa el mayor riesgo en varones; las conductas suicidas, en un 6.8 % a partir de los 6 años (ONE 2024); y la violencia por disciplina en 64% de los niños, niñas y adolescentes (UNICEF, 2024).

La adolescencia es y será una categoría de estudio de interés para los profesionales en el ámbito de la educación, psicología, medicina, antropología y trabajo social, por las diferentes manifestaciones o conductas. Aunque puede verse como un desafío, es fundamental incorporar desde las etapas tempranas las informaciones claves para orientar y evitar los discursos basados en prejuicios y tabúes que se dan en torno a la sexualidad.

Lo más recomendable es crear un espacio de oportunidad y seguridad, comenzar desde los primeros años, responder las preguntas o inquietudes de fuentes seguras, escuchar a los adolescentes sin juzgarlos, hacerles entender que es normal sentir curiosidad sobre ciertos temas en torno a la sexualidad, que se hable con un lenguaje claro, sin palabras peyorativas u obscenas. Invitamos a los padres a trabajar por el fortalecimiento de la autoestima y las prácticas sanas de sus hijos. Trabajar por una vida sana en el hogar conlleva a un involucramiento de sus actores. Fortalecer la comunicación entre los adolescentes es una tarea de primer orden.

Decana Facultad de Humanidades y Educación de UNPHU

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