De Bakú 2016 a Santo Domingo 2024

En la octava ronda de la Olimpíada Mundial de Bakú, Azerbaiyán 2016, nos enfrentamos al tercer equipo de ese país, sede del grandioso evento (Azerbaiyán 3). Cuando nos sentamos para comenzar la partida con el correspondiente saludo amistoso, nos sorprendió que sus 4 representantes eran niños.

Así como usted lee…niños entre 13 y 16 años. Mi rival en el primer tablero, Vugar Asadli tenía 15 años, Maestro FIDE. En el segundo tablero, el MI José M. Domínguez se enfrentó a Gadimbayli Abulla, Maestro FIDE de 14 años. En el tercer tablero, el MF Carlos P. Abreu, jugó contra el MF Mahammad Muradi, de sólo 13 años y en el cuarto tablero, el MF Christopher Guzmán tuvo de rival al MF Parviz Gasimov, de 16 años.

El resultado del encuentro fue 2.5 x 1.5 a favor de los niños (se puede decir, contra los veteranos). Por RD ganó Carlos Paul, perdimos en el segundo y cuarto tablero y mi partida fue tablas. El equipo rival tenía un rating promedio de 2362 y nuestro equipo 2340, o sea, la diferencia no era notable.

En la importante lid mundial Azerbaiyán 3 tenía un entrenador con la autoridad y la responsabilidad de mantener una estricta disciplina para el buen desempeño del conjunto. No era un simple jugador ni un turista, era el destacado GM Mirsoev Azer.

En estos días chequeando la Mega Base 2024 me llamó la atención que tres de aquellos niños, ya son Grandes Maestros y otro es Maestro Internacional, con coeficientes ELO por encima de 2500. Poco tiempo después de esa Olimpíada lograron los títulos.

Pero vamos al grano y de Bakú 2016, aterricemos en Santo Domingo 2024.

Durante el Campeonato Nacional de República Dominicana 2016 observé a Josué Araujo Sánchez y me pareció un joven talentoso con aptitudes para su crecimiento ajedrecístico al que invité a integrar el proyecto independiente Ajedrez Joven RD, dirigido y patrocinado por el ingeniero y expresidente de la FDA, Rafael Damirón.

Ya como miembro del proyecto, su progreso fue notorio y se decidió enviarlo a eventos en Panamá 2017, Guatemala 2018 y Honduras 2019, donde finalmente logró el título de Maestro Internacional, galardón que no se lograba en el país desde el año 2007. ¡12 años!

El exitoso proyecto Ajedrez Joven RD estuvo vigente desde abril del 2016 hasta enero 2020, poco antes de aparecer la pandemia del Covid19; sus miembros quedaron huérfanos de entrenamiento, de la orientación adecuada y del apoyo logístico necesario para competir en el extranjero asistido por un entrenador, como era la norma estricta del ingeniero Damirón.

Posteriormente, Josué siguió un camino ascendente y aunque ha logró consolidarse como uno de los jugadores más fuertes del país y con posibilidades de ser el segundo Gran Maestro de República Dominicana, no ha conseguido acercarse, al cada vez más lejano y ansiado título, ni a un coeficiente ELO de 2400.

¿Cuál es la diferencia del crecimiento de Josué con el real progreso de los niños de Azerbaiyán? No es el talento, la pasión ni la dedicación al ajedrez. A Josué le sobran esas condiciones. Me inclino a pensar que es la motivación, el entrenamiento, la tutela adecuada, el fogueo de calidad y el apoyo integral a su carrera por parte de le entidad rectora del Juego Ciencia nacional.

Por supuesto que la tradición ajedrecística de Azerbaiyán es superior a la nuestra y esa usanza, entre los elementos de planificación y visión de desarrollo necesarios para dirigir el deporte, incluye el conocimiento, la experiencia y la Cultura Ajedrecística de quienes tienen la función de fomentar el Juego Ciencia en el país.

En el ajedrez el tiempo pasa implacablemente, y el impulso actual del talentoso y apasionado ajedrecista dominicano, no es el mismo de hace 5 años. Además, aparecen compromisos y obligaciones propia de la juventud que, si no hay una guía con autoridad y responsabilidad, progresar se torna difícil. No obstante, un jugador con las características de Josué podría haber “llegado más lejos” desde que hizo el título de MI en el año 2019.

El excampeón mundial A. Karpov señaló “si juegas con oponentes superiores a ti, te esfuerzas más y tu juego es mejor. En cambio, si juegas con rivales inferiores, tu juego tiende a ser inferior, como si jugaras a la altura de tu rival”.

Siguiendo el criterio de Karpov, cuando Ramón Mateo logró la primera norma de Gran Maestro, enseguida recibió apoyo de una diligente y efectiva FDA para ir a jugar a Europa y abrirse camino en un ajedrez de calidad. Al poco tiempo, República Dominicana pudo contar con el primer GM. Si solo hubiera competido en el país, la historia de Mateo sería diferente. Durante años otros jugadores latinos han sido ejemplo de superación al jugar temporadas en el viejo continente, principalmente en España.

A Josué le faltaron las oportunidades y la precisa atención que merecía después de conquistar el título hace 5 años. Un detalle: él nunca ha jugado en España, una de las mecas del ajedrez mundial. Posee un ELO de 2243, como resultado de su pobre desempeño en la Olimpíada Mundial de Budapest 2024, donde el equipo nacional fue sin entrenamiento ni fogueo y relegado el lugar 125, detrás de Haití y de la mayoría de los países latinoamericanos.

En resumen: los niños de Azerbaiyán, ahora Grandes Maestros, contaron con el apoyo y la atención logística de su Federación, un buen preceptor guía y las motivaciones satisfechas compitiendo en un ajedrez europeo y asiático de calidad con vía libre para desarrollar el talento y las ambiciones ajedrecísticas.

Entre las diferencias del crecimiento cualitativo de los niños que nos derrotaron en Bakú y el actual subcampeón nacional dominicano, en parte interviene el fatalismo geográfico, pero también influye la desigual visión de desarrollo del deporte de las autoridades correspondientes.

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