enfoque
Impacto de la inseguridad
En la mayoría de las naciones subdesarrolladas, la percepción de falta de seguridad figura entre las principales preocupaciones de la población, a veces hasta por encima de las dificultades económicas que la aquejan. Es innegable que esa percepción de inseguridad disminuye la calidad de vida, pero sus consecuencias se extienden más allá de la esfera del bienestar sicológico.
De forma reiterada, los estudios llevados a cabo a ese respecto muestran una relación significativa entre las decisiones de los consumidores y la exposición a la delincuencia y a los atentados sectarios de diversa índole y motivación. Se observa que los niveles de confianza y las expectativas acerca del futuro decaen con la sensación de vulnerabilidad, afectando la distribución de los gastos y las inversiones. El comportamiento de las personas asume un perfil más conservador, menos optimista, a la vez que ellas modifican la forma en que asignan sus recursos entre actividades alternativas, pudiéndose observar una tendencia a favorecer colocaciones que generen rendimientos a plazos más cortos. Especialmente dañinas son las consecuencias derivadas de las experiencias de víctimas que reciben una gran - y veloz - difusión en los medios de prensa y redes sociales, las cuales crean un ambiente generalizado de temor y aprensión.
Notorias a ese respecto han sido las caravanas de migrantes centroamericanos dirigidas por tierra hacia los EE.UU. Aunque es probable que se haya exagerado el rol de la inseguridad en los países de origen de los emigrantes como causa del desplazamiento, dado el evidente componente de la búsqueda de mejores condiciones económicas, parece ser cierto que dicha inseguridad ejerció una considerable influencia sobre la decisión de emigrar.
Pero a pesar de su alta visibilidad, las migraciones masivas no son necesariamente los más importantes efectos económicos de la inseguridad.
A lo interno de los países más aquejados por la violencia, el factor trabajo no es el único afectado. También lo es el factor capital, siendo un ejemplo de ello el comportamiento del valor de las propiedades inmobiliarias. En las zonas donde la delincuencia avanza, los precios reales de las edificaciones declinan. Oficinas, viviendas, locales comerciales, almacenes y estructuras industriales pierden valor al decaer la demanda. Y suele ocurrir también un deterioro en los servicios públicos, incluyendo transporte, planteles educativos y atención médica.
El impacto de la inseguridad sobre los factores productivos incrementa además la marginalidad e informalidad, y reduce el crecimiento económico de las zonas afectadas. Aumenta el grado de desigualdad. Y crea áreas de pobreza persistente, resistentes a los resultados benéficos de los programas sociales puestos en marcha por los gobiernos.