triple team
El futuro ya llegó a la selección
Con la puesta en cancha de los días viernes y lunes, la afición dominicana pudo darse cuenta de que el futuro ya está aquí para la selección nacional de baloncesto de mayores.
Ya el futuro se ha transformado en presente.
Y gran parte de esa realidad se debe al programa de selecciones nacionales que hace alrededor de 12 años comenzó a implementar la Federación Dominicana de Baloncesto (Fedombal) bajo la dirección de José Mercedes y Melvin López.
Los frutos ya están a la vista: Andrés Feliz, David Jones, LJ Figueroa, Jean Montero, Joel Soriano y Jhery Matos.
Es el 50 por ciento de la nómina del partido del pasado viernes frente a Canadá seleccionada por el técnico Néstor García.
Y todos pueden ser parte de la selección ideal en estos momentos, esa que puede competir de tu a tu con los mejores equipos del mundo, la que puede llevar a la República Dominicana a pisar tierra prometida en el mundo del baloncesto.
Reconocer esta labor es hacer justicia.
Como es de justicia no tratar de “empujar” y dejar que los veteranos Víctor Liz y Eloy Vargas gocen de la potestad de decidir cuando entiendan que sus servicios pueden ser prescindibles para el equipo nacional.
Los procesos no deben apurarse. Solo hay que esperar el trascurso natural de la vida. Liz y Eloy, dos futuros inmortales del Deporte Dominicano, si bien no van en ascenso ni mucho menos, merecen todo el respeto por su trayectoria, entrega y disponibilidad cada vez que son necesitados por la selección criolla.
Se pueden contar con los dedos de una mano -y sobran muchos dedos-, las veces que se han tocado sus puertas para integrar la selección y la respuesta ha sido negativa, por una u otra razón.
Todo tiene su tiempo. La desesperación es mala consejera. Muchos sufren de menospreciar a los talentos cuando ya son veteranos y han dado más frutos de los que pueden dar. Pero hay que recordar que todos pasaremos por ese proceso y nos gustaría sentir palabras de agradecimiento por los años y las memorias y no incordios y malquerencias. Hay que ponerse en el lugar de los demás.